miércoles, 25 de diciembre de 2013

Adiós Yelp, hola... Capitán Triglicérido

Yelp es una guía electrónica de negocios locales en la que puedes encontrar opiniones de otros usuarios. Siempre me llamó la atención en consultas puntuales las altas valoraciones que recibían la inmensa mayoría de bares y restaurantes consultados. Establecimientos que sacan platos de su cocina que provocarían arcadas a una cabra aparecen destacados compartiendo incomprensibles altas puntuaciones con el resto. Como me picaba la curiosidad me animé a darme de alta para participar como usuario registrado en la comunidad Yelp. El resultado fueron no pocas opiniones, algunas positivas y otras no tanto a diferentes restaurantes que he gozado o sufrido.

No advertí nada raro hasta que revisando mis reseñas descubrí que algunas habían sido desalojadas a un espacio marginal al que se accedía tan sólo después de hacer “clic” en un vínculo. Curiosamente eran algunas de mis puntuaciones más bajas y no se tenían en cuenta para el cómputo general del negocio. Intenté infructuosamente ponerme en contacto con un administrador porque ninguna de mis críticas atentaba contra las “directrices de contenido”. La única explicación oficial a la que pude acceder fue en el apartado “preguntas frecuentes” del sitio donde explican que es un programa automatizado el que realiza la criba atendiendo a diversos factores que tampoco se extendían en aclarar.

Como la respuesta no me resultó concluyente decidí ponerme en contacto con uno de los usuarios con más reseñas. Su respuesta fue inquietante: me animaba a seguir escribiendo porque con el paso del tiempo el programa automatizado aprendería a confiar en mí, echándome para atrás cada vez menos reseñas. En mi opinión no creo que el programa se adapte al consumidor que escribe en Yelp, en todo caso lo condiciona al hacerle "visible" sólo cuando coincide con los intereses de una Web que tranquiliza a los potenciales restaurantes anunciantes mostrando orgullosa datos que demuestran que ocho de cada diez opiniones tienen tres estrellas o más y delirantes estudios universitarios que la señalan como una plataforma positiva para sus negocios porque “Yelp recomienda muchos más comentarios positivos que negativos”.

Para entender Yelp nada mejor que realizar una búsqueda concreta sobre un entorno conocido como es mi amado Lavapiés. Los usuarios valoran ciento noventa y nueve bares y restaurantes del barrio. Si la puntuación máxima que pueden otorgar es de cinco estrellas deducimos que el aprobado se instala justo en la mitad. Obtienen el beneplácito de los severos examinadores ciento noventa y cinco mientras sólo cuatro suspenden al situarse por debajo del umbral de dos estrellas y media. Cualquier vecino de Lavapiés sabe que en el mejor de los casos los restaurantes malos superan en número a los buenos. Encontramos con cierto pasmo restaurantes con cuatro estrellas o más cuya única contribución gastronómica al barrio fue añadir curry al contenedor de basura orgánica.

Mi decisión fue la de cualquiera que se considere independiente: darme mi baja como usuario registrado en Yelp. No quiero pertenecer a una comunidad donde mis opiniones pasan por un filtro orwelliano en la que parecen más preocupados por no inquietar a los anunciantes que por las experiencias críticas de los usuarios. Esta condescendencia en las valoraciones tiene a mi juicio la perniciosa consecuencia de equiparar a los que no merecen estar en el negocio con aquellos que llevan muchos años haciendo bien las cosas confundiendo al consumidor. En el mundo virtual Yelp hace un bonito día soleado, pero en el real hay huracanes, tifones, borrascas, bajas polares, medicanes y toda suerte de fenómenos metereológicos con los que conviene andarse con cuidado, y conozco algún restaurante que te sirven raciones de ciclógenesis explosiva que pueden hacerte volar hasta el excusado.

De la decisión de darme de baja de Yelp nace Las Aventuras del Capitán Triglicérido. Un blog modesto donde poder compartir mi experiencias gastronómicas sin filtros. 


Pegatina de Yelp en un establecimiento

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