martes, 19 de diciembre de 2023

Las turroneras de La Alberca

Después del éxito de mi visita el año pasado a la Feria de Navidad de Xixona decidí recorrer por estas fechas otra de las cunas del turrón patrio. Esta temporada me desplazo a La Alberca, en la salmantina Sierra de Francia. Un lugar donde esperas encontrar jamón, hornazo o bollo maimón, pero no turrón. Este es elaborado en casa, su consumo es marcadamente local y ofrece variedades sorprendentes. Si he despertado tu interés estás invitado a otro de mis dulces viajes.


Primera parada: Salamanca 

Me desplazo de la estación de tren hasta el barrio de “La Prospe” para visitar el Museo del Comercio y la Industria. Aquí encuentro el primer testigo de las turroneras albercanas: una fotografía expuesta del Archivo de Venancio Gombau, propiedad del Ayuntamiento, que retrata a las turroneras con sus puestos bajo los soportales de San Antonio. Sería fantástico que este museo, que replica con acierto comercios e industrias salmantinas, dedique en el futuro un espacio propio a los puestos de las turroneras.

Fotografía

Replica de una abacería

A la salida del museo un carnicero y una verdulera me indican dónde puedo localizar a una turronera. Está situada en la Plaza del Mercado, sentada sobre una caja cortando turrón sobre una mesa. Asegura que no abandona su puesto desde que se instaló en diciembre de 2017. Es de bronce, pesa seis toneladas y es de Gonzalo Coello Campos, el mismo autor que las otras esculturas de oficios. Vistas las turroneras en fotografía y en escultura me desplazo en bus a La Alberca para conocer a las de carne y hueso.

Verdulera y carnicero

Turronera de La Alberca

Segunda parada: La Alberca 

El pueblo

A diferencia de Xixona, La Alberca no tiene museos, exposiciones, obradores, fábricas o ferias que visitar relacionadas con el turrón. La experiencia se limita a los tres puestos de turrón y una pastelería. El resto del tiempo puedes ir al encuentro de sus tradiciones centenarias, disfrutar de la preciosa arquitectura serrana y perderte por los retirados paisajes de Las Batuecas. Que tu paso por uno de los pueblos más bonitos del país sirva para aumentar tu sabiduría aparte de tu perímetro abdominal y tu nivel de azúcar en sangre. 

Con un acervo cultural inabarcable en este artículo me limito a seleccionar algunas de sus tradiciones que me llamaron especialmente la atención:

-La tradición de la Moza de las Ánimas. Todos los días del año haga bueno o malo, con ola de frío o ciclón tropical (que el tiempo está muy loco) al anochecer una mujer acompañada de una esquila (para los de la ESO, una campana) emprende una ruta que comienza en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y recorre todo el pueblo. El repique y sus salmos, que siguen un protocolo inamovible por la tradición, sumerge al atónico espectador en una España en blanco y negro que pensaba desaparecida. La ruta está marcada en el plano que ofrece a los visitantes la Oficina de Turismo.

Moza de las Ánimas en acción

Hornacina de las Ánimas

-La fiesta del Marrano de San Antón. El 13 de junio, festividad de San Antonio de Padua, un marrano con una campana al cuello es bendecido y soltado en el pueblo donde corretea en libertad hasta el 17 de enero, festividad de San Antón, en el que es sorteado entre aquellos que compraron un boleto para la rifa. Si eres el agraciado de tan sustancioso premio y no tienes ni sitio para cobijar al gorrino ni agallas para convertirlo en chacina puedes canjearlo por un lote de productos de ibéricos que te dan procesado ya al animalito. Hasta ese día puedes coincidir con el marrano por las calles del pueblo, posibilidad cada vez menos frecuente por la dificultad de encontrar voluntarios que acepten la responsabilidad de sacarlo a pasear. Si no coincides con él puedes visitarlo en su casa detrás de la Ermita de San Blas.

¡Eso es todo, amigos!

¿Y si toca aquí?

-La receta del limón serrano. ¿Imaginas una ensalada compuesta por chorizo, cerdo ibérico, naranja, limón y huevo con vinagreta de aceite de oliva, vino tinto, ajo y yema? Yo no hasta llegar a La Alberca. El limón serrano es un plato popular, que con ligeras modificaciones se hace en casa y también se consume fuera, como en el Restaurante El Balcón dela Plaza. La propietaria de este local abierto hace veintiséis años me comenta que su padre lo hacía escabechado, que lo piden muchos vecinos y algunos turistas, asegurándose primero que estos últimos saben a lo que se enfrentan. Lo amas o lo odias, como todo en estos tiempos tan polarizados. Yo lo amé.

Limón serrano

Carta del restaurante

Y ahora vamos al lío:

Las turroneras

Sí, turroneras, en femenino, porque en La Alberca el turrón tiene nombre de mujer. Si en el artículo sobre Xixona apunté que antaño era un oficio con segregación de género, ocupándose las mujeres generalmente de los procesos de selección y primera manipulación de la materia prima y los hombres de la trasformación con maquinaria (un procedimiento común durante la Revolución Industrial) aquí, en La Alberca, la mujer domina todo el proceso hasta la venta. Por eso tradicionalmente se habla de turroneras y no de turroneros. En este viaje veo y trato con mujeres y ellas recuerdan a sus madres y abuelas traspasándose su saber de generación en generación manteniendo viva una tradición ancestral.

a) Los puestos de turrón. 

En la Plaza Mayor hay tres puestos de turrón: El de Toñi y Paula, en la esquina con la Calle El Puerto; el de Ana y Emi en la entrada de la Calle El Tablao; y situado entre estos dos, el de Antonio, frente a la Biblioteca Municipal, que no es productor sino solo vendedor. Las mujeres de estos puestos son familia, tías y sobrinas. Comparten incluso el mismo obrador pero elaboran sus propias recetas con autonomía. En estos puestos se puede adquirir legítimo turrón de La Alberca todo el año, porque aquí el producto carece de estacionalidad en la producción, venta y consumo. También encontrarás a las turroneras en ferias como las de Ciudad Rodrigo o Barco de Ávila y, por supuesto, en Salamanca, donde dicen que no llega la Navidad hasta que las turroneras de La Alberca montan sus puestos a finales de noviembre.  

Aunque compré en los dos puestos mi contacto más estrecho fue con el capitaneado por Toñi y Paula. En nuestras conversaciones nos acompañaba siempre un grupo de simpáticos y regordetes gorriones que hacían suyas todas las miguitas y trocitos de nueces que caían de la tabla al cortar turrón y que también pueden degustar los viandantes. Ellas son la tercera generación turronera de la familia Mancebo. Me dice que cuenta con clientes fijos de Madrid que solo compran turrón en su puesto y en la mítica Casa Mira. Vende su producto en La Alberca todo el año, en Salamanca en temporada, en ferias de otros pueblos y suministra a la centenaria Ultramarinos Cepeda de Santiago de Compostela. 

En el pasado hubo muchas más turroneras, llegaron a contarse por docenas. Pero este oficio no es inmune a los males que afectan a otras actividades artesanas. La falta de relevo generacional es lo que más destacan las afectadas, derivado de múltiples factores sobradamente conocidos como la despoblación rural, los sacrificios de la artesanía, la rigurosidad de la administración, la competencia industrial y, porque no decirlo, el legítimo deseo de tus hijos de cambiar de oficio por otro menos sacrificado o más afín a sus intereses. Lo que está en nuestras manos como consumidores es sustituir el turrón industrial por este producto con cara, nombre y apellidos y una calidad incuestionable.

Puesto de Toñi y Paula

Puesto de Ana y Emi

Hacha para cortar turrón

Gorriones adecentando el pavimento

El turrón que se elabora en la Alberca lo hace con escasas modificaciones respecto a como lo hacía antaño:  

-La cocina como lugar de producción ahora es sustituido por un espacio específico autorizado situado en las antiguas cuadras de la casa con todas las garantías y supervisiones sanitarias e higiénicas (medidas estrictas que provocaron que algunas turroneras abandonaran el oficio por no poder o saber adaptarse).

-La tradicional olla de cobre para la cocción (un elemento no específico para el turrón presente en la tienda Artesanía Hoyos-Calama o en la Casa Museo Sátur Juanela) es reemplazada por la de acero inoxidable. La leña para calentarla (recogida en el monte) a su vez por el fogón de gas butano.

-El molde para el reposo del turrón podía ser de cartón (rodeado con ladrillos para evitar que perdiera su forma al rellenarse) o mejor de madera si había disponibilidad (por ejemplo, el reutilizado del pescado) y ahora renovado por el de acero inoxidable. El papel de estraza para forrar turrón se sustituye ahora por oblea.

Vieja olla de cobre en Artesanía Hoyos-Calama

Peso de turronera en Casa Sátur Juanela

Para terminar, hablemos de las diferentes variedades de turrones y los imprescindibles:

-El duro de nueces, el primer turrón de La Alberca. Como el de almendra pero sustituyendo este fruto seco por nuez. A pesar de su aspecto es sorprendentemente dúctil. La nuez procede de Los Arribes (con la de California queda muy duro). El más característico se presenta en bloques de doce kilos cortados con hacha. También se ofrece en los formatos habituales para facilitar trasporte y almacenamiento. Disponible todo el año.  

-El turrón de nuez (igual que el anterior) pero presentado en torta con oblea, en mi caso de Ignacia Gil. Producto popular entre los vecinos que conviene encargar porque no suele ofrecerse a los de fuera por su fragilidad en el desplazamiento. La oblea es una institución en la historia de La Alberca con obradores y presencia en sus tradiciones y fiestas como pedidas, bodas y otros encuentros con familia y amigos. No es solo turrón, es pura etnografía.

-El duro de almendra que sustituye parte de la clara por extra de miel. El escudo de La Alberca tiene una rueca, un castaño y una colmena. No es casualidad, los excedentes de miel y nueces justifican la presencia del turrón en el municipio. En realidad, el turrón árabe era frutos secos, miel y azúcar. Este turrón, que se cuece a menor temperatura es pétreo, meloso y pegadizo al paladar, muy apreciado en Las Hurdes.

-Para finalizar los turrones más habituales: duro (también presentado en corona como en Castuera) blando, yema tostada, chocolate con almendras, guirlache, etcétera. A destacar por su papel en la historia de La Alberca, el de cacahuete, empleado antiguamente en épocas de escasez de almendra. Por último, señalar que estos puestos también ofrecen garrapiñadas, obleas, nueces, miel, polen y otros productos de la provincia. 

Bloques de turrón duro

Cortado y en otros formatos

b) La tienda.

El Pan Negro de Mariluz es la última parada (una forma de hablar porque en realidad me pasé los días saltando de turronera en turronera). Mari Luz, también hija y nieta de turroneras, podemos decir que se reenganchó al turrón, si es que alguna vez lo había dejado. Trabajó en el restaurante familiar hasta que cerró y decidió volver a sus orígenes, pero a lo grande con un local propio. En su pastelería con obrador encontramos los turrones de siempre y otros nuevos más atrevidos: castañas, tiramisú, galleta y cereza o el de jamón ibérico (que tuvo mucha resonancia) son alguna de sus opciones. Mi favorito el de guirlache con piñones que es simplemente maravilloso. Esta repostera como los buenos chefs es clara y trasparente, explica los diferentes procesos de elaboración, los ingredientes empleados y cada vez que regresas a la tienda te interroga para conocer tus impresiones.

Mari Luz cuando no está ocupada entre la atención del obrador y la venta al público es una mujer a la que le gusta conversar con el cliente. Me pregunta de dónde soy y cuando confieso que de Madrid muestra su sorpresa y alegría al ver el cada vez más turronerías en mi ciudad; por desgracia, me veo obligado a bajarla de la nube (en este caso boina de contaminación) para expresar mi preocupación por la proliferación de franquicias de turrón industrial y su intento de equiparse con el artesano porque, para ser honestos, para turrón, el que hace ella. También elabora toda clase de repostería tradicional incluido chocolate, del que habla como un hijo. A diferencia de los puestos de las turroneras el producto de Mari Luz puede comprarse en Internet.

Interior de la tienda

Sus variedades de turrón

c) Otros

En los puestos y tienda mencionados está asegurada la autenticidad del producto. En otros lugares no. Alguna tienda de recuerdos ofrece turrón con un etiquetado que insinúa un origen local pero que en realidad es foráneo, me dicen que posiblemente de Castuera, y puede que esté bueno, pero no es lo que crees estar comprando. Este no es solo un problema de La Alberca sino de todos los lugares turísticos donde se ofrece chocolate, pimentón o galletas del lugar cuando solo de este poseen la foto de la caja en que se empaquetan..

Tercera parada: Mogarraz 

Aseguran que el Restaurante Mirasierra puede sorprenderme con algún postre con turrón. Llamo para confirmar y reservar. Puedo llegar hasta Mogarraz en el bus de Salamanca pero acudo dando una agradable caminata solo para disfrutar del paisaje, no porque considere necesario bajar el turrón de castaña que cené la noche anterior. Una agradable travesía a través del Camino de las Raíces, GR-10 y Camino del Agua me lleva al destino. Mogarraz es sobrecogedoramente bonito, súmales a todos los atractivos de estos pueblos serranos los ochocientos retratos de sus vecinos con lo que ha vestido sus muros el pintor Florencio Maíllo. Si te gusta tanto como a mí recomiendo comprar el álbum de cromos del proyecto en la librería del pueblo. En el restaurante las tradicionales patatas meneás y un bombón de turrón de La Alberca con helado de vainilla y harina de almendra. Pueblo y restaurante para repetir. 

GR-10

Mogarraz

Bombón de turrón con helado de vainilla y harina de almendra

Toda mi vida renegando de la Navidad y sus tradiciones: la lotería, el aguinaldo, las doce uvas, los villancicos,  Vigo y resulta que no era del todo así. A mi manera seguía una tradición propia que absorbía toda mi atención, consumía con dulce devoción y no dejaba espacio para ninguna otra: el turrón, en todas sus formas y variedades, al que añado ahora también la inolvidable experiencia de conocer los municipios que lo fabrican y a los artesanos y  profesionales que dedican su vida a elaborarlos.

Nos vemos el año que viene en Castuera, o Casinos, o Fregenal de la Sierra, o allí donde el turrón me lleve.

Quién quiere Ferrero Rocher teniendo esto

viernes, 1 de diciembre de 2023

La Feria de Navidad de Xixona

Desde que tengo conciencia y trabajo fijo visito cada Navidad ciudades con turronerías de confianza. Municipios en ocasiones con un solo establecimiento pero que comparten apellidos con un origen común: Ivañez, Monerris, Verdú o Ferrándiz. El siguiente paso natural era acudir directamente a Xixona para conocer el lugar del que partieron muchos de esos turroneros a “hacer las Españas”. No fue hasta 2022 cuando visité Xixona y su Feria. A las puertas de una nueva  edición de los días 5 al 10 de diciembre relato mi experiencia del año pasado con el propósito de animarte a participar en un acontecimiento vital para cualquier amante del turrón.

¿Por qué Xixona?

  1. Porque su relación con el turrón viene de antiguo: El debate sobre su origen es incierto pero Jordi Hurtado recuerda que de niño en su casa, siempre hubo turrón de Xixona por Navidad. Está documentado que en el siglo XVIII los jijonencos vendían turrón en las calles y portales de Madrid.
  2. Porque ha visto nacer tres turrones: el turronico, del siglo XVIII, un guirlache con ajonjolí; el de piedra, del siglo XIX, un mazapán con almendra tostada al que se le añade zumo de limón y canela elaborado en metate; y el Xixona, también del XIX, uno tipo Alicante molido, refinado y emulsionado.
  3. Porque es territorio de innovación: Xixona fue pionera en importar nuevas técnicas adaptándolas a la elaboración del turrón como la introducción del vapor y la creación de otras propias como la invención del “boixet”, una caldera que muele el turrón en caliente clave para la fabricación del Xixona.
  4. Porque ha dignificado el turrón: Pocas poblaciones están tan orgullosas de un producto como Xixona de su turrón. Siempre preocupados por la defensa de las indicaciones de procedencia, la creación de marcas reconocibles, los envasados atractivos y míticas campañas publicitarias.
  5. Porque vive por y para el turrón: Buena parte de Xixona y sus poblaciones vecinas están vinculadas al proceso de fabricación del turrón, desde la recogida de la materia prima, pasando por su elaboración y la venta final. En Xixona se produce más de la mitad del turrón tradicional español.
Boixet: Made in Xixona

Comercial de televisión de "El Lobo" (1966)

¿Qué ver?

Xixona cuenta con monumentos, museos y obradores de interés para el visitante. Algunos de ellos relacionados con el turrón como veremos más adelante. No los descubrí gracias a la Oficina de Turismo: imposible contactar por ningún medio con ellos durante la preparación del viaje ni una vez establecido en Xixona, un hecho insólito si tenemos en cuenta que la Feria recibe decenas de miles de visitas.

Como mejor se disfruta de este patrimonio es dando un paseo: empezar por la burguesa Avenida de la Constitución, «La Plaça», y desde ahí, sin rumbo fijo, agarrarse a las escarpadas callejuelas que te descubrirán el detalle de la Xixona más popular entre fábricas, ermitas y murales, hasta conquistar el Castillo de la Torre Grossa, donde la visión alcanza al conjunto y aún más allá, con la sierra de telón de fondo.

Ascenso en zigzag

Vistas desde el castillo

¿Dónde dormir?

En Xixona mi opción fue Casa Rural Jijona. Una construcción de la segunda mitad del siglo XIX. Antiguamente eran cuatro casas tradicionales. Núria, de “Gelats i torrons Xixona” de Reus, y amiga de este blog, apunta que estas casas eran compartidas por varias familias que contaban con alcoba, comedor y poco más. Su bisabuela residía en una de las casas y su abuela en la misma calle unos números más abajo.

Mi habitación, con el nombre de “Aire”, tenía un balcón con vistas a la Ermita de San Sebastián, de gran culto en Xixona. En ausencia de un patrón de los turroneros este santo sería un buen candidato porque su festividad (el 20 de enero) coincide con la temporada ya finalizada. A quien corresponda que le haga llegar esta propuesta al Papa Francisco junto con unas tabletas que sirvan de motivación en el proceso.

Habitación "Aire" de Casa Rural Jijona

Nuestra petición en la "ermiteta"

¿Dónde comer?

¿Imaginas un restaurante que trabaje platos con turrón? Estando en Xixona no podía perderme la experiencia. “L’ Entrepà” es esto y mucho más. Un local que nació con el nuevo siglo en el que puedes probar diferentes y atrevidos platos elaborados con turrón pero también otros más tradicionales como sándwiches, ensaladas o hamburguesas. Mención aparte el giraboix, un plato jijonenco que es conveniente reservar.

Cuando confesé a las simpáticas dueñas que venía de Madrid para probar su menú a base de platos con turrón alucinaron. Entre las opciones “turroneras” destaco las pechugas de pollo al turrón, la esfera de turrón (croqueta de turrón y beicon), el polvorón (croqueta de turrón, setas y kikos) o el pastisset (buñuelo de bacalao, turrón de yema y alioli de turrón). Todo muy rico.

Opciones saladas

Opciones dulces para compensar

Visitar la Feria

¡Vamos al turrón! (nunca mejor dicho). 

La Feria del Turrón de Navidad se celebra desde 2009 en Xixona como respuesta a la caída de ventas que estaba minando al sector. La fecha elegida es el primer puente de diciembre para atraer al mayor número de visitantes. Los próximos 5, 6, 7, 8, 9 y 10 de diciembre tiene lugar la 15ª edición de este evento. Su ubicación es la céntrica Avenida de la Constitución. El año pasado la feria superó las cien mil visitas y en ella participaron más de treinta expositores.

El recorrido por la feria es el mayor placer que puede alcanzar un amante del dulce en general y del turrón en particular. Se pueden encontrar turrones de todas las variedades, desde los tradicionales hasta los de obrador. Recomiendo comprar las especialidades más jijonencas: Xixona, turronico y a la piedra. No faltan a esta cita del dulce las figuritas de mazapán, cascas de yema, almendras rellenas, pasteles de Gloria… hago una pausa porque tengo que secar las babas del teclado.

La experiencia no sería completa sin la presencia de los propios productores. Aquí no te atiende un empleado de una gran superficie que un día despacha turrones y al siguiente freidoras de aire con la misma falta de conocimiento y entusiasmo. Recibí información más real sobre el estado del sector hablando con los productores de la que puede obtener previamente de cualquier pila de documentos descargados de las redes con el objeto de preparar la visita.

Además de las casetas de turrón y otros dulces la Feria tiene espacio para artesanos y tiendas de pastelería, velas de miel, manualidades o complementos. Tampoco podían faltar como en todas las ferias los que ofrecen productos derivados, en este caso del turrón, con desigual resultado: helados, gofres, granizados, licores, palomitas y cualquier producto que puedas imaginar. Como soy un tradicional me decanté por los helados, a destacar el de Alicante.

La Feria además ofrece medio centenar de actividades para los visitantes: conferencias, visitas guiadas, cursos de manualidades, pasacalles y también exposiciones, como veremos en el apartado correspondiente. Estas se desarrollan en la misma Feria, en una carpa enfrente del Ayuntamiento y en dependencias municipales. En la edición del año pasado asistí entre otras a una degustación de turrón de yema ofrecida por Quico Mira.

Pasen why vean que bueno que estaPasen why vean se puede probar....

Caseta de Turrones Pepe y Mercedes

Carrito de helados de Antiu Xixona

Pasacalle

Demostración de turrón de yema

Visitar las tiendas

Xixona cuenta con muchas tiendas de productores de turrón. Se descubren paseando por las calles principales. A pesar de contar todas ella con casetas en la Feria mantienen sus propias tiendas abiertas al público. Incluso llegó a existir una fugaz máquina expendedora de turrones que no tuvo el éxito esperado. Las fábricas de los polígonos también cuentan con tiendas propias.

Artesanías Jijonencas en el polígono

Turrones Merche en el centro

Visitar las fábricas

Primitivo Rovira e Hijos

Apellido familiar para el blog ya a su sede de Pamplona le dediqué un artículo hace siete años en la sección “Me chifla la chufa” ¿Recuerdas algo de 2016? Pues deberías porque “El Imparcial” publicó un desgarrador artículo titulado “2016, un año convulso” que resume ese tortuoso año. Voy a darte algunas pistas: gobierno inestable, crispación política, crisis migratoria, desafío soberanista, violencia machista y crisis en Oriente Medio. Menos mal que fueron solo doce meses.

No puedes perderte el obrador de Primitivo Rovira e Hijos en la Avenida de la Constitución. Es la fábrica artesanal más antigua de Xixona. Durante la visita un empleado explica el proceso completo de la elaboración de sus productos. Un recorrido por las materias primas, la maquinaria tradicional y los artesanos que lo hacen posible. Al finalizar la visita puedes descontar el simbólico precio de la visita en la adquisición de su inmejorable producto.

Como Obélix ante la marmita

Impresionante materia prima

Las empresas del polígono

La fábrica de “Primitivo Rovira e Hijos” en pleno Xixona no es lo habitual. Si quieres visitar el estómago de otras fábricas debes trasladarte a los polígonos. En el de Segorb, accesible a pie desde el centro, el pasado año organizaba visitas “Hijos de Manuel Picó”. Por su parte, en el del Espartal, más alejado y al que solo se llegaba en automóvil, hacía lo propio la fábrica de “Turrones El Artesano”.

Otras fábricas como “Antiu Xixona-Sanchis Mira” y “ElAbuelo” habían dejado por entonces de ofrecer visitas organizadas, el primero, por motivos de prevención de riesgos, y el segundo, porque las anuló por la pandemia y aún no las había retomado. En todos los casos conviene consultar con las diferentes fábricas las visitas y su disponibilidad.

Hijos de Manuel Picó

Antiu Xixona-Sanchis Mira

Arquitectura industrial

Dedicamos el último párrafo a una nostálgica visita exterior a las fábricas que trasladaron su producción del centro a los polígonos. Seguir los rastros de Turrones El Lobo y Teclo, en la calle Alcoy, es un placer para cualquier amante de la arquitectura industrial y el patrimonio gráfico. Señales de un pasado aún conservado pero que irremediablemente desaparecerán.

Antigua fábrica de Turrones Teclo

Recuerdos hasta en la acera

Visitar las exposiciones

Casa de Cultura

En la Casa de Cultura había una exposición, “Arte y diseño en el turrón”, que formaba parte de las actividades de la Feria. La muestra recorría la evolución de la imagen del turrón en sus envases, catálogos y otros objetos. Las visitas tenían el plus de un guía excepcional, el cronista oficial de Xixona, Bernardo Garrigós, un sabio y un tipo muy agradable. En la planta inferior también había una exposición de maquetas de Vicente Miquel García.

Arte y diseño en el turrón

La búsqueda continua de la mejor presentación

Consejo Regulador

En la sede del Consejo Regulador Jijona en el Polígono del Espartal pude disfrutar de la exposición “Jijona: miradas artesanas”. Una colección de fotografías antiguas con el protagonismo de los trabajadores del turrón durante la selección de las materias primas, la transformación en el obrador o la venta en los puestos callejeros, sin olvidar a esos jijonencos que llevaron su oficio a lugares tan remotos como América o África.

Sala de exposiciones

Era un oficio con segregación ocupacional por géneros

Museo del Turrón

Hoy no hay pueblo sin museo pero en 1968 las cosas eran bien diferentes. Juan Antonio Sirvent Selfa tenía un almacén con maquinaria antigua y pensó darle una salida exponiéndola, añadiendo espectáculos de bailes regionales y montando una tienda con turrones a la salida. Convence a los operadores turísticos de Benidorm que deben incluir la parada en sus viajes organizados para convertirlo en un negocio redondo.

En 2003 el museo se traslada del centro a la nueva fábrica del Espartal. Un guía te acompaña por las tres plantas: la superior dedicada a las materias primas, la intermedia a la elaboración del turrón y la inferior a la comercialización. En los meses de fabricación puedes observar desde un mirador la sala de elaboración. A la salida como antaño una tienda con productos “1880” y “El Lobo”. Mi compra: tres libros sobre el turrón. Lo sé, no tengo remedio.

No fue usado como transporte sino solo como reclamo

Metates para el turrón a la piedra


Hasta aquí mi visita a la Feria de Navidad de Xixona del año pasado. La experiencia fue tan positiva que al regresar me propuse iniciar una nueva tradición: visitar en estas fechas todas las cunas del turrón español. La segunda etapa, este año, será La Alberca, de la que publicaré mis impresiones también en el blog, y para el año próximo estoy dudando entre Casinos, Castuera o Fregenal de la Sierra. Hasta que mis arterias y mi dentadura lo permitan.

¡Un dulce abrazo a todos! 

Tereseta acompaña mi compra