¿Por qué Xixona?
- Porque su relación con el turrón viene de antiguo: El debate sobre su origen es incierto pero Jordi Hurtado recuerda que de niño en su casa, siempre hubo turrón de Xixona por Navidad. Está documentado que en el siglo XVIII los jijonencos vendían turrón en las calles y portales de Madrid.
- Porque ha visto nacer tres turrones: el turronico, del siglo XVIII, un guirlache con ajonjolí; el de piedra, del siglo XIX, un mazapán con almendra tostada al que se le añade zumo de limón y canela elaborado en metate; y el Xixona, también del XIX, uno tipo Alicante molido, refinado y emulsionado.
- Porque es territorio de innovación: Xixona fue pionera en importar nuevas técnicas adaptándolas a la elaboración del turrón como la introducción del vapor y la creación de otras propias como la invención del “boixet”, una caldera que muele el turrón en caliente clave para la fabricación del Xixona.
- Porque ha dignificado el turrón: Pocas poblaciones están tan orgullosas de un producto como Xixona de su turrón. Siempre preocupados por la defensa de las indicaciones de procedencia, la creación de marcas reconocibles, los envasados atractivos y míticas campañas publicitarias.
- Porque vive por y para el turrón: Buena parte de Xixona y sus poblaciones vecinas están vinculadas al proceso de fabricación del turrón, desde la recogida de la materia prima, pasando por su elaboración y la venta final. En Xixona se produce más de la mitad del turrón tradicional español.
¿Qué ver?
Xixona cuenta con monumentos, museos y obradores de interés para el visitante. Algunos de ellos relacionados con el turrón como veremos más adelante. No los descubrí gracias a la Oficina de Turismo: imposible contactar por ningún medio con ellos durante la preparación del viaje ni una vez establecido en Xixona, un hecho insólito si tenemos en cuenta que la Feria recibe decenas de miles de visitas.
Como mejor se disfruta de este patrimonio es dando un paseo: empezar por la burguesa Avenida de la Constitución, «La Plaça», y desde ahí, sin rumbo fijo, agarrarse a las escarpadas callejuelas que te descubrirán el detalle de la Xixona más popular entre fábricas, ermitas y murales, hasta conquistar el Castillo de la Torre Grossa, donde la visión alcanza al conjunto y aún más allá, con la sierra de telón de fondo.
¿Dónde dormir?
En Xixona mi opción fue Casa Rural Jijona. Una construcción de la segunda mitad del siglo XIX. Antiguamente eran cuatro casas tradicionales. Núria, de “Gelats i torrons Xixona” de Reus, y amiga de este blog, apunta que estas casas eran compartidas por varias familias que contaban con alcoba, comedor y poco más. Su bisabuela residía en una de las casas y su abuela en la misma calle unos números más abajo.
Mi habitación, con el nombre de “Aire”, tenía un balcón con vistas a la Ermita de San Sebastián, de gran culto en Xixona. En ausencia de un patrón de los turroneros este santo sería un buen candidato porque su festividad (el 20 de enero) coincide con la temporada ya finalizada. A quien corresponda que le haga llegar esta propuesta al Papa Francisco junto con unas tabletas que sirvan de motivación en el proceso.
¿Dónde comer?
¿Imaginas un restaurante que trabaje platos con turrón? Estando en Xixona no podía perderme la experiencia. “L’ Entrepà” es esto y mucho más. Un local que nació con el nuevo siglo en el que puedes probar diferentes y atrevidos platos elaborados con turrón pero también otros más tradicionales como sándwiches, ensaladas o hamburguesas. Mención aparte el giraboix, un plato jijonenco que es conveniente reservar.
Cuando confesé a las simpáticas dueñas que venía de Madrid para probar su menú a base de platos con turrón alucinaron. Entre las opciones “turroneras” destaco las pechugas de pollo al turrón, la esfera de turrón (croqueta de turrón y beicon), el polvorón (croqueta de turrón, setas y kikos) o el pastisset (buñuelo de bacalao, turrón de yema y alioli de turrón). Todo muy rico.
Visitar la Feria
¡Vamos al turrón! (nunca mejor dicho).
La Feria del Turrón de Navidad se celebra desde 2009 en Xixona como respuesta a la caída de ventas que estaba minando al sector. La fecha elegida es el primer puente de diciembre para atraer al mayor número de visitantes. Los próximos 5, 6, 7, 8, 9 y 10 de diciembre tiene lugar la 15ª edición de este evento. Su ubicación es la céntrica Avenida de la Constitución. El año pasado la feria superó las cien mil visitas y en ella participaron más de treinta expositores.
El recorrido por la feria es el mayor placer que puede alcanzar un amante del dulce en general y del turrón en particular. Se pueden encontrar turrones de todas las variedades, desde los tradicionales hasta los de obrador. Recomiendo comprar las especialidades más jijonencas: Xixona, turronico y a la piedra. No faltan a esta cita del dulce las figuritas de mazapán, cascas de yema, almendras rellenas, pasteles de Gloria… hago una pausa porque tengo que secar las babas del teclado.
La experiencia no sería completa sin la presencia de los propios productores. Aquí no te atiende un empleado de una gran superficie que un día despacha turrones y al siguiente freidoras de aire con la misma falta de conocimiento y entusiasmo. Recibí información más real sobre el estado del sector hablando con los productores de la que puede obtener previamente de cualquier pila de documentos descargados de las redes con el objeto de preparar la visita.
Además de las casetas de turrón y otros dulces la Feria tiene espacio para artesanos y tiendas de pastelería, velas de miel, manualidades o complementos. Tampoco podían faltar como en todas las ferias los que ofrecen productos derivados, en este caso del turrón, con desigual resultado: helados, gofres, granizados, licores, palomitas y cualquier producto que puedas imaginar. Como soy un tradicional me decanté por los helados, a destacar el de Alicante.
La Feria además ofrece medio centenar de actividades para los visitantes: conferencias, visitas guiadas, cursos de manualidades, pasacalles y también exposiciones, como veremos en el apartado correspondiente. Estas se desarrollan en la misma Feria, en una carpa enfrente del Ayuntamiento y en dependencias municipales. En la edición del año pasado asistí entre otras a una degustación de turrón de yema ofrecida por Quico Mira.
Visitar las tiendas
Xixona cuenta con muchas tiendas de productores de turrón. Se descubren paseando por las calles principales. A pesar de contar todas ella con casetas en la Feria mantienen sus propias tiendas abiertas al público. Incluso llegó a existir una fugaz máquina expendedora de turrones que no tuvo el éxito esperado. Las fábricas de los polígonos también cuentan con tiendas propias.
Visitar las fábricas
Primitivo Rovira e Hijos
Apellido familiar para el blog ya a su sede de Pamplona le dediqué un artículo hace siete años en la sección “Me chifla la chufa” ¿Recuerdas algo de 2016? Pues deberías porque “El Imparcial” publicó un desgarrador artículo titulado “2016, un año convulso” que resume ese tortuoso año. Voy a darte algunas pistas: gobierno inestable, crispación política, crisis migratoria, desafío soberanista, violencia machista y crisis en Oriente Medio. Menos mal que fueron solo doce meses.
No puedes perderte el obrador de Primitivo Rovira e Hijos en la Avenida de la Constitución. Es la fábrica artesanal más antigua de Xixona. Durante la visita un empleado explica el proceso completo de la elaboración de sus productos. Un recorrido por las materias primas, la maquinaria tradicional y los artesanos que lo hacen posible. Al finalizar la visita puedes descontar el simbólico precio de la visita en la adquisición de su inmejorable producto.
Las empresas del polígono
La fábrica de “Primitivo Rovira e Hijos” en pleno Xixona no es lo habitual. Si quieres visitar el estómago de otras fábricas debes trasladarte a los polígonos. En el de Segorb, accesible a pie desde el centro, el pasado año organizaba visitas “Hijos de Manuel Picó”. Por su parte, en el del Espartal, más alejado y al que solo se llegaba en automóvil, hacía lo propio la fábrica de “Turrones El Artesano”.
Otras fábricas como “Antiu Xixona-Sanchis Mira” y “ElAbuelo” habían dejado por entonces de ofrecer visitas organizadas, el primero, por motivos de prevención de riesgos, y el segundo, porque las anuló por la pandemia y aún no las había retomado. En todos los casos conviene consultar con las diferentes fábricas las visitas y su disponibilidad.
Arquitectura industrial
Dedicamos el último párrafo a una nostálgica visita exterior a las fábricas que trasladaron su producción del centro a los polígonos. Seguir los rastros de Turrones El Lobo y Teclo, en la calle Alcoy, es un placer para cualquier amante de la arquitectura industrial y el patrimonio gráfico. Señales de un pasado aún conservado pero que irremediablemente desaparecerán.
Visitar las exposiciones
Casa de Cultura
En la Casa de Cultura había una exposición, “Arte y diseño en el turrón”, que formaba parte de las actividades de la Feria. La muestra recorría la evolución de la imagen del turrón en sus envases, catálogos y otros objetos. Las visitas tenían el plus de un guía excepcional, el cronista oficial de Xixona, Bernardo Garrigós, un sabio y un tipo muy agradable. En la planta inferior también había una exposición de maquetas de Vicente Miquel García.
Consejo Regulador
En la sede del Consejo Regulador Jijona en el Polígono del Espartal pude disfrutar de la exposición “Jijona: miradas artesanas”. Una colección de fotografías antiguas con el protagonismo de los trabajadores del turrón durante la selección de las materias primas, la transformación en el obrador o la venta en los puestos callejeros, sin olvidar a esos jijonencos que llevaron su oficio a lugares tan remotos como América o África.
Museo del Turrón
Hoy no hay pueblo sin museo pero en 1968 las cosas eran bien diferentes. Juan Antonio Sirvent Selfa tenía un almacén con maquinaria antigua y pensó darle una salida exponiéndola, añadiendo espectáculos de bailes regionales y montando una tienda con turrones a la salida. Convence a los operadores turísticos de Benidorm que deben incluir la parada en sus viajes organizados para convertirlo en un negocio redondo.
En 2003 el museo se traslada del centro a la nueva fábrica del Espartal. Un guía te acompaña por las tres plantas: la superior dedicada a las materias primas, la intermedia a la elaboración del turrón y la inferior a la comercialización. En los meses de fabricación puedes observar desde un mirador la sala de elaboración. A la salida como antaño una tienda con productos “1880” y “El Lobo”. Mi compra: tres libros sobre el turrón. Lo sé, no tengo remedio.
Hasta aquí mi visita a la Feria de Navidad de Xixona del año pasado. La experiencia fue tan positiva que al regresar me propuse iniciar una nueva tradición: visitar en estas fechas todas las cunas del turrón español. La segunda etapa, este año, será La Alberca, de la que publicaré mis impresiones también en el blog, y para el año próximo estoy dudando entre Casinos, Castuera o Fregenal de la Sierra. Hasta que mis arterias y mi dentadura lo permitan.
¡Un dulce abrazo a todos!
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