miércoles, 16 de septiembre de 2015

Bar San Amaro (Vigo)

Fue el británico Charles Chaplin quien dijo que la vida, aún trabajando mucho, sólo daba para ser bueno en una cosa. Yo también soy de la opinión de que la especialización es el primer paso hacia la excelencia y sino miren la familia Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada, expertos en fraudes piramidales y con pardillos siempre dispuestos a invertir en Rumasa, Nueva Rumasa o Rumasa 3.0... En Vigo hay una familia dedicada a una misma actividad desde hace cuarenta años pero que, a diferencia de los anteriores, tienen clientes siempre satisfechos. Los Campos Ferreira preparan tortillas de patatas en la zona de Churruca desde la década de los setenta en la que recibieron en traspaso el bar. En marzo de 2015 se trasladaron del viejo local (que urgía de una reforma integral) a otro en la misma calle un poco más abajo. El nuevo establecimiento que ocupa en la actualidad el Bar San Amaro no tiene el aire sesentero del original pero está totalmente actualizado (todo es nuevo desde el salón hasta la cocina) y decorado con acierto. Sencillo y sin pretensiones conserva esa agradable atmósfera de casa de comidas familiar. Si hay suerte con el negocio tienen local para otros cuarenta años...

La matriarca, Carmen, lleva todo este tiempo elaborando tortillas de patatas. Ni ella sabe cuantas hace cada día. El secreto, aparte de su experiencia, es la calidad de los ingredientes y que su elaboración se hace en el momento. Se sirve entera y cuajada al gusto del cliente. Le ayudan dos hijas, María Carmen y Ana Isabel, criadas al abrigo de los fogones. La carta es pequeña como debe ser en toda buena tasca: tortilla de patatas, lacón cocido, jamón asado, chorizo frito, queso tetilla, pimientos de Padrón, ensalada, filete de ternera y huevos fritos. No sucumben a la moda de las tapas (que llegaron tarde a Galicia pero con fuerza) porque como ellos afirman: “vendemos barato pero no da para regalar”. Su salón es un compendio del barrio donde se asienta en el que se mezclan oficinas, comercios, bares de copas y trapicheo: ricos y pobres, jóvenes y pensionistas, parejas y familias, empleados y “desocupados”... Entres sus clientes también vigueses que trabajan en Madrid y que de regreso sacuden la “morriña” con sus tortillas de patatas (como madrileño puedo entenderlo) y sus huevos fritos, que también tienen seguidores. Ni rastro de turistas.

Un consejo: pide un bocata (el de lacón 2,25 euros), baja al puerto y sube a un ferry por la ría de Vigo.

¡Pasaralo caralludamente!

 Tortilla de patatas por 8 euros

 Veteranos parroquianos del bar San Amaro

 En Vigo su tortilla es una institución

Bar San Amaro
Rúa Rogelio Abalde, 7 
36201 Vigo

martes, 15 de septiembre de 2015

Heladería El Valenciano (León)


Este verano me propuse tomar un vaso de horchata en Castilla y León. Después de buscar sin éxito en Salamanca y Segovia decidí ir a tiro fijo a León. Conozco en esta ciudad dos heladerías donde elaboran horchata artesana, fresca y natural. Una es el la Heladería El Valenciano de la que hablaremos hoy y la otra el “Albany”. Podría pensarse que en la ciudad natal de San Genarín (ese borracho y pendenciero paisano muerto por el primer camión de limpiezas de la ciudad y al que se le atribuyen insólitos milagros) no habría lugar para una bebida no alcohólica pero por lo que me comentan en estas heladerías la horchata tiene su público (aunque se niegan a desvelar la identidad de sus clientes por salvaguardar su derecho al honor).

La historia de la heladería El Valenciano es la de su fundador. Albino lleva más de media vida relacionado con León pero en realidad es natural de la vecina Ourense. Su historia como heladero comienza cuando sus padres lo envían a la heladería de su tío en la ciudad de Lugo para aprender el oficio. Más tarde en Alicante completa su formación entrando en contacto con el grupo inicial de heladeros que montarán lo que hoy es la archiconocida Helados Alacant. Albino es uno de los socios más veteranos de los más de trescientos con los que cuenta hoy la empresa en la que para formar parte todos ellos deben cumplir la condición de ser heladeros.

Su primer local lo abre siendo muy joven en Astorga: El Dos de Mayo. Alrededor de los sesenta abre en León la primera heladería de El Valenciano, en la plaza de Guzmán el Bueno, donde hoy hay un local de prensa y a la que muchos en León ya no recordarán. Lo que a muchos leoneses aún les sonará es el desaparecido despacho en la Gran Vía de San Marcos (hoy ocupado por Confitería Santa Cecilia). La actual heladería y obrador de la plaza Santo Domingo que todos conocen es posterior y está ubicada donde antaño se situaba la antigua Pastelería Polo. Desde verano de 2013 tienen otro despacho en el Burgo Nuevo.

 Un vaso de horchata en León

 Interior de Heladería El Valenciano

El Valenciano en Plaza de Santo Domingo

Confitería-Heladería El Valenciano 
Plaza de Santo Domingo, s/n
24001 León

Rincón del Valenciano
Calle del Burgo Nuevo, 6
24001 León 

Localización en mapa de las horchaterías y otros establecimientos que elaboran horchata natural incluidas en la sección ESPECIAL HORCHATA: Me chifla la chufa  


lunes, 14 de septiembre de 2015

Mercado Central (Zaragoza)

La situación próxima y equidistante de Zaragoza entre las ciudades de Madrid y Barcelona suele atraer turismo pero del considerado de paso. Por eso de la capital aragonesa no conocemos mucho más allá de la Basílica del Pilar y la Aljafería, y menos aún sabemos de la rica y diversa gastronomía aragonesa. Si no te has dejado los dientes con los adoquines del Pilar deberías probar el ternasco de Aragón, el jamón curado de Teruel, la miel de Fuendejalón, el aceite Bajo Aragón, el queso del Pirineo, el tomate rosa de Barbastro y otros productos maños de primera categoría.

El mejor lugar para encontrarlos es su monumental mercado. Obra del arquitecto turiasonense (¡de Tarazona, coñe!) Félix Navarro. El edificio de estilo ecléctico construido en piedra, ladrillo y hierro fue inaugurado en el verano de 1903. Durante el franquismo casi desaparece bajo la piqueta por el dichoso afán especulativo pero comerciantes y vecinos se echaron a la calle en una lucha de varios años que concluyó con la declaración del edificio como Monumento Histórico Nacional en 1978 y Bien de Interés Cultural en 1982. Para mí es con mucho el monumento más sugestivo de Zaragoza sin desmerecer de otros tantos que jalonan la capital aragonesa.

En su amplio interior puedes encontrar más de un centenar de puestos que tienen casi de todo. Si logras levantar la vista de entre tantas buenas viandas deberías fijar tu mirada en los centenarios cartelones cerámicos que decoran las galerías y que representan todos los productos que han estado presentes en el mercado desde su origen: angulas, perdices, terneros, racimos de uva, ciruelas, olivas negras… incluidas dos palomas que si se retiran tampoco pasa nada, y es que si fuera por mí las representaciones de estas ratas con alas (que nada bueno traen) desaparecerían hasta de las iglesias.


 Fachada del monumental Mercado Central de Zaragoza

Mercado un animado sábado por la mañana

Cartelón cerámico en el interior

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Actualización 02/09/2019

El edificio histórico está en obras. Ha sido sustituido por uno provisional. 

Mercado Central de Zaragoza
Plaza Lanuza, s/n
50003 Zaragoza