En Madrid, en el distrito de Arganzuela, existe un barrio al
que los vecinos conocen como de los metales. Su denominación procede del nombre
que el Ayuntamiento decidió poner a sus calles (calle del Hierro, del Bronce,
Alabastro, Caolín etc.) y que demuestra lo explosivo que resulta que en un
concejal confluyan una absoluta falta de originalidad y el acceso a un manual
de primero de geología. Es una zona residencial de nueva construcción surgida
con el nuevo siglo sobre antiguos terrenos industriales. Tan anodino como todos
los nuevos barrios nacidos al albur de la “burbuja” inmobiliaria al menos
dispone de una considerable vida comercial que lo diferencia de otros
construidos en las mismas fechas y en los que podríamos rodar otro refrito de “El último hombre sobre la Tierra” sin necesidad de pedir que desalojen las calles.
En esta entrada nos ocupamos de uno de mis locales favoritos del barrio.
“Buenas y Santas” es una fórmula de salutación muy común en
Argentina entre los gauchos que expresa buena disposición. En este caso el
nombre no se queda en buenos propósitos: el trato del personal y un
entorno agradable te hacen sentir como en casa desde el primer instante. Pero
lo mejor es la carta, que definen como “nueva cocina casera”. Destacan en ella
sus ricas croquetas (tengo mis dudas si las hacen ellos), las tablitas (surtido de productos para probar un poco de
todo), las empanadillas argentinas, unas originales quiches, además de
hamburguesas y, entre otras muchas cosas, sus ensaladas. Estas últimas son de
gran tamaño, ideales para compartir y además riquísimas más ahora que disponen
de huerta propia (más casero imposible). Cuentan también con un muy atractivo
menú del día de lunes a viernes por 10,80 euros que puedes consultar en su Web.
Sus croquetas
Interior de Buenas y Santas en Arganzuela
Tarjeta de Buenas y Santas
Calle Bolivar, 9
28045 Madrid
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