En los estertores de la Guerra de la Independencia Española
tropas aliadas abren una “bretxa” en la muralla para desalojar al sacrílego
invasor napoleónico que trataba de introducir el foie gras, la crème fraîche y
el armañac en la cocina donostiarra. El asalto, incendio y destrucción total de
la parte intramuros es el capítulo más amargo de la historia de la ciudad que
desde entonces forma parte del triste listado de núcleos urbanos arrasados por
la sinrazón como Babilonia, Dresde, Sarajevo y el Ensanche de Vallecas.
En el mismo lugar donde se iniciaron las hostilidades se
inaugura en 1870 el Edificio del Mercado de la Bretxa y más tarde guardándole
las espaldas el Edificio de la Pescadería. Durante décadas este complejo fue un
vigoroso mercado tradicional muy querido por los vecinos. Sólo hay que ver las
fotografías antiguas que decoran el interior de muchos restaurantes de la
ciudad en las que imágenes de tenderos del viejo mercado comparten protagonismo
con marineros del puerto y nodrizas en el bulevar para comprender su
importancia.
El mercado sufrió varias ampliaciones y renovaciones. En
1999 se produjo una gran remodelación que desterró a los tenderos al sótano y
convirtió al edificio en un desangelado centro comercial y de ocio, aunque al
menos se conservaron los hermosos edificios de piedra. Hoy se discute el futuro
uso del Edificio de la Pescadería. Peor suerte corrió el otro hermoso mercado de
la ciudad en el barrio de San Martín que fue reemplazado en 2005 por un vulgar
edificio que además del mercado acoge un Zara y un Fnac.
Puedes acceder al actual mercado a través de una polémica
nueva construcción entre los dos edificios históricos que parece inspirarse en
un “tupperware” por su aspecto de tartera con tapa. Tras bajar por las
escaleras mecánicas la primera sorpresa es encontrarte con un Lidl, lo último
que esperarías encontrar en el mercado de una capital gastronómica del
prestigio de Donosti... si querían incluir en el mercado un “súper” barato al
menos podrían haber elegido un Eroski. El mercado estéticamente carece de
cualquier encanto, se asemeja al de cualquier mercado de barrio de gran ciudad.
El destrozo está hecho pero nos quedaremos con lo bueno, que
lo tiene y mucho. Los tenderos de toda la vida siguen ofreciendo productos de
calidad, tanto “del país” como “del Estado”, que para tener paladar no hay que
ser nacionalista. Merece la atención la zona de pescadería con formidables
muxarras, xabirones, pluxarras, kokotxas, txitxarros, etc. Otra vez en el
exterior no te olvides de las “caseras” que bajo la marquesina del Edificio del
Mercado de la Bretxa venden directamente al consumidor productos de sus huertas
y de una calidad increíble.
Las "caseras" en el exterior de La Bretxa
Las muxarras nos observan con curiosidad...
Constraste entre lo viejo y lo nuevo
De la Brecha Enparantza, 1
20003 San Sebastián/Donostia
No hay comentarios:
Publicar un comentario