La idea extendida de que el
cruasán lo inventaron los franceses es tan falsa como el video de la autopsia alienígena
en el “Área 51”
que circula por internet. Este bollo de hojaldre, levadura y mantequilla se lo
debemos a la exquisita pastelería vienesa. El cruasán que se puede encontrar en
la capital de España es por lo general mediocre. En muchas pastelerías usan una
masa común para elaborar suizos, roscones, medias noches y otras
especialidades de bollería y en su composición la misma ausencia de
mantequilla que en los “Martínez” del súper, es sólo la forma la que determina su nombre, si ésta es de cangrejo lo llaman cruasán. Si
éste es tu desayuno habitual te aconsejo remojarlos en un buen tazón con “Danacol”
para mitigar el efecto de las perniciosas grasas vegetales hidrogenadas sobre
tu organismo.
En mí infructuosa búsqueda del
cruasán perfecto en Madrid descubrí este obrador que se presenta en su
Web como “pastelería francesa de alta gama”. No siento entusiasmo por las
pastelerías pijas, no me dejo embaucar por su refinamiento, buen servicio y aún
menos por las alabanzas de la crítica... por ejemplo, todo eso lo tiene Pomme
Sucre, en Chueca, y su cruasán me parece insustancial. El de Fonty me gustó
mucho más: costra con el tono de cocción justo, interior con laminado sublime y
lo más importante, potente sabor a mantequilla. La pega es que estando bueno no
acaba de enamorarme, no siento la necesidad de atragantarme a cruasanes, a
pesar de su pequeño tamaño. Lo mismo me sucede con otros productos de esta
pastelería. Es difícil de explicar. Esa falta de magia debe ser eso que
sienten las tías cuando afirman que sólo te ven como amigo...
Destaca en su decoración el suelo hidráulico
En primer término el cruasán
Calle Castelló, 12
28001 Madrid
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Actualización 27/08/2019
Cerrado.
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