Algunos restaurantes, bares y tascas publicitan orgullosos
en el exterior de sus locales fotografías de sus mejores platos sabedores de
que la comida entra por los ojos, luego por la nariz y finalmente por la boca.
Algunos intentos son tan desafortunados que pudiera parecer que nos presentan
su producto después de haber completado todo el tracto gastrointestinal. Esta
sección pretende recopilar algunas de estas fotografías antes de que los
propietarios las retiren en un súbito ataque de sensatez.
En pleno centro de Madrid, en las
arterias de Malasaña, encontramos un restaurante chino que nos ofrece en su
fachada un amplio catálogo fotográfico de platos en composiciones elaboradísimas.
En el caso del pescado recurren a diversas combinaciones de alimentos que no
parecen bizarrías fruto de una imaginación desbordada sino más bien, como en el
caso de Arcimboldo, creaciones perfectamente calculadas, en este caso al servicio de mensajes trascendentes sobre el transito de la vida a la muerte.
Las imágenes seleccionadas son el pescado agridulce, el riñón
frito y el pescado de pueblo. El primero me recuerda a nueva especie abisal
presentada recientemente por “Science” después de un exitoso rito de vudú
haitiano. Los riñones fritos, por su parte, son un homenaje al huevo de “Alien”
en pleno proceso de ebullición que puedes comer caliente o esperar a que salga
la sorpresa. No debe sobresaltarnos la catalogación imprecisa del “pescado de
pueblo”, mejor eso que engañarnos como otros restaurantes que ofrecen bocadillos de calamares cuando en realidad son de pota, con perdón.
Pescado agridulce
Riñón frito
Pescado de pueblo
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