La ciudad de León en enero es una pasarela de señoras
mayores enfundadas en sus abrigos de visón americano, cordero persa, nutria de
mar y chivo de Vegacervera. Como mi polar del Decathlon comenzaba a dar
muestras de fragilidad frente al frío imperante decidí seguir el consejo de la Teniente Transaminasa
de acudir a una de las churrerías locales que amable y previamente me había
seleccionado. En esta ocasión la elegida fue Anayka. Esta churrería dulcifica
el duro invierno leonés a sus clientes con chocolate con churros desde 1977,
undécima temporada de "Cuéntame cómo pasó" para aquellos más jóvenes...
Ahora pasamos a la merienda propiamente dicha. El mundo del
churro no está nada normalizado. Lo que llaman churro en unos lugares son
porras en otros y viceversa. Aquí son finos y rectos. Pero el punto fuerte de esta
churrería no son los churros sino el chocolate. El actual propietario tomó las
riendas de la churrería hace apenas dos años, recibió de su antecesor todos los
trucos de cómo hacer un buen chocolate y conservó el aprovisionador de siempre:
La Cepedana. Como
él mismo me confesó comenzó a probar con la cantidad de agua y leche para
elaborarlo hasta encontrar la fórmula y el resultado hay que confesar
que es el chocolate a la taza perfecto.
Chocolate maragato con churros rectos en Anayka
Fachada de la Churrería Anayka en avenida Álvaro López Núñez
Luminoso de Chocolatería Anayka
Avenida Álvaro López Núñez, 6
24002 León
No hay comentarios:
Publicar un comentario