lunes, 30 de octubre de 2017

Pasar una noche toledana II

Se supone que cuando el propietario de un restaurante instala en su fachada carteles con fotos de sus platos es para atraer clientes ¿o no? Capitán Triglicérido recupera una de las secciones más aplaudidas por nuestros cuatro fieles seguidores (¡vale…. tres!) en la que destacamos aquellas fotografías que de forma voluntaria e inexplicable pueblan los frentes de múltiples locales con la vana intención de servir de reclamo a los clientes. Para ello volvemos a Toledo, fuente inagotable de fotografías de platos escasamente apetecibles y artísticamente cuestionables y con el mérito nunca reconocido de haber logrado incluir la fotografía culinaria dentro de la categoría de señalética de advertencia. Hoy desde la ciudad del Tajo te ofrecemos nuestro menú del día:  

Sopa castellana


La siempre reconfortante sopa castellana es un plato archiconocido de nuestra gastronomía. Ajo, pan duro, pimentón, aceite y sal, ingredientes que siempre han estado presentes en nuestra cocina, y que cuando la fortuna de la casa lo permitía se enriquecía con huevo, jamón o chorizo al gusto. Un plato de siempre. Llegados a este punto ¿esto de verdad os recuerda a una sopa de ajo? He preguntado a varios amigos de las dos Castillas que receta imaginan es la de la foto (con el letrero informativo tapado para no dar pistas). Estas son algunas de sus respuestas: guiso de seitán, sopa de medusa vietnamita y, para mi la mejor: “el primer potaje que hice yo solo en el hornillo eléctrico de mi piso de soltero”... En cualquier caso coinciden en una cosa, sea lo que sea no entra ni con litros de Valdepeñas o Ribera.  

Sopa de marisco


En esta sección tenemos predilección por los crustáceos, tan versátiles y sobre todo tan vivarachos. Pero en esta fotografía los pobres langostinos parecen retorcerse luchando por su supervivencia en una composición comparable a “La balsa de la Medusa” retorciéndose sobre oscuras y turbulentas aguas que recuerdan a cualquier cosa menos a un fumet de pescado. Creemos que todavía hay esperanza para la gamba aupada sobre una guindilla que lucha por alcanzar con sus patitas el borde del cuenco pero para sus compañeras ya es demasiado tarde.

Venado en salsa


Toledo es conocida por su carne de caza una de cuyas piezas más apreciada es el venado. El plato que nos ocupa más que un venado parece que se trata del mismísimo reno Rudolf después de ser abatido a cañonazos, atravesar malherido la troposfera y caer sobre el cementerio de neumáticos de Seseña. Por muy aficionado que seas a la carne prieta y de sabor intenso del venado después de contemplar esta imagen es muy probable que no sólo no vuelvas a comer caza sino ninguna clase de carne o, qué digo yo, te conviertas al “respiracionismo” y te alimentes el resto de tus días del sol y, los días de fiesta, de agua de lluvia.

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