lunes, 11 de septiembre de 2017

Bar Río (Pamplona/Iruña)

Me gustan los locales que cuentan con marcadores en los que se contabilizan las unidades despachadas de su gran especialidad. En Madrid conozco varios: el de “Taberna Pedraza” recoge el tanteo de sus jugosas tortillas de Betanzos; el de la coctelería del “Gran Meliá Fénix” suma Dry Martinis; y el de “Kilómetros de pizza” pues… ya se lo pueden imaginar. Cuando descubrí un marcador en un bar del centro de Pamplona me pregunté qué demonios contabilizaría. Descarto que sea australianos empitonados en los “sanfermines” porque sólo dispone de seis dígitos. Entro en el bar dispuesto a sumar una nueva unidad al marcador sea de lo que sea.

Descubro que el producto merecedor de un contador es el frito de huevo. Se trata de la especialidad del “Bar Río”, medio huevo cocido rodeado de bechamel y tempura. La clave de su éxito es una bechamel cremosa, fina y ligera que tiene gran predicamento en Pamplona. Además del huevo este bar dispone de otros fritos como el de pimiento, jamón y queso, croqueta, calamar, gamba o el tigre. Pero el rey indiscutible es el de huevo del que se han vendido desde que comenzó a funcionar el contador en enero de 2015 más de cuatrocientas mil unidades.

El frito de huevo es muy pamplonés. Tiene su origen en la familia Barbarena. Uno de ellos, Joaquín Barbarena, fundó el “Bar Río” en 1963 y desde entonces ha vendido millones. El local original se vio afectado por el fin de la renta antigua al igual que otros comercios emblemáticos de la ciudad. Coincidiendo con el traslado al nuevo local en 2015 instalaron el citado contador. Al ritmo actual de fritos de huevo pronto deberán cambiarlo por otro de siete dígitos como el que tiene en el cabecero de su cama Julio Iglesias ¡Y lo sabes!

Frito de huevo

Detalle de la fachada

Parroquianos de Bar Río

Calle San Nicolás, 15
31001 Pamplona/Iruña

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