Me gustan los locales que cuentan con marcadores en los que
se contabilizan las unidades despachadas de su gran especialidad. En Madrid
conozco varios: el de “Taberna Pedraza” recoge el tanteo de sus jugosas
tortillas de Betanzos; el de la coctelería del “Gran Meliá Fénix” suma Dry
Martinis; y el de “Kilómetros de pizza” pues… ya se lo pueden imaginar. Cuando
descubrí un marcador en un bar del centro de Pamplona me pregunté qué demonios
contabilizaría. Descarto que sea australianos empitonados en los “sanfermines”
porque sólo dispone de seis dígitos. Entro en el bar dispuesto a sumar una
nueva unidad al marcador sea de lo que sea.
Descubro que el producto merecedor de un contador es el
frito de huevo. Se trata de la especialidad del “Bar Río”, medio huevo cocido
rodeado de bechamel y tempura. La clave de su éxito es una bechamel cremosa,
fina y ligera que tiene gran predicamento en Pamplona. Además del huevo este
bar dispone de otros fritos como el de pimiento, jamón y queso, croqueta,
calamar, gamba o el tigre. Pero el rey indiscutible es el de huevo del que se
han vendido desde que comenzó a funcionar el contador en enero de 2015 más de
cuatrocientas mil unidades.
El frito de huevo es muy pamplonés. Tiene su origen en la
familia Barbarena. Uno de ellos, Joaquín Barbarena, fundó el “Bar Río” en 1963
y desde entonces ha vendido millones. El local original se vio afectado por el
fin de la renta antigua al igual que otros comercios emblemáticos de la ciudad.
Coincidiendo con el traslado al nuevo local en 2015 instalaron el citado
contador. Al ritmo actual de fritos de huevo pronto deberán cambiarlo por otro
de siete dígitos como el que tiene en el cabecero de su cama Julio Iglesias ¡Y
lo sabes!
Frito de huevo
Detalle de la fachada
Parroquianos de Bar Río
Calle San Nicolás, 15
31001 Pamplona/Iruña
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