No hagas caso de productos como “Ocho apellidos vascos” o
“Allí abajo” que explotan la supuesta dualidad vasco-andaluza. Si un sevillano
se dirige a un camarero con un “mi arma” es seguro que haga más amigos en una
herriko taberna que en una tasca “granaína”. Identificamos frecuentemente lo
andaluz con lo sevillano pero Andalucía es una región grande y diversa. El
granadino no destila alegría sino “malafollá”, una suerte de “mala hostia” de
la tierra que sólo sufrirás si eres “apollardao”, “achantón”, “enterao” o aún
peor, si entras a la ciudad desde Sevilla por la A-92.
Donde se destila “alegría” en Granada y de la buena es en
este mesón. Fundado en 1995 es uno de mis fijos cuando voy de tapas. Se trata
de un asador que presume de horno de carbón de encina. La consumición se
acompaña de una generosa tapa: migas, papas asadas, setas, arroz... y por
supuesto, sus inigualables tapas carnívoras. En esta ocasión me quedé con ganas
de probar su pan de pueblo, una ración de dos rebanadas con aceite y alioli con
una pinta espectacular que pasé por alto en mi anterior visita, otra excusa
para repetir en la formidable Granada.
Un mosto y tapa por dos euros
Exterior de Mesón Alegría en la peatonal Calle Moras
Tarjeta del granadino Mesón Alegría
Calle Moras, 4
18009 Granada
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