viernes, 20 de agosto de 2021

Pastelería Galicia (Tordesillas)

Déjame entrar (VIII)

Descubrí los polvorones de Tordesillas un afortunado día en el que hice parada en la villa, traspasé el umbral de la centenaria Pastelería Galicia y pregunté a una empleada cuál era su especialidad. La contestación me dejó bastante desubicado porque por entonces todavía pensaba que ese producto sólo se daba del Tajo para abajo. Por aquellas llanuras podía esperar abisinios, ciegas o rosquillas de palo; incluso por el nombre de la pastelería, tartas de Santiago, bicas o melindres, nunca polvorones; pero ya que estaba allí pedí una caja. Regresé a Madrid con escasas expectativas sobre el producto y el miedito en el cuerpo de haber sido el primo de la capital al que acababan de endosar los restos a punto de caducar de la campaña de Navidad.

Pero no fue así porque desde ese día los delicados polvorones del Toro forman parte de mi dieta navideña (si es que esos dos conceptos pueden ir en una misma frase). Durante estos años he tropezado con ellos fortuitamente en algunos supermercados y mantequerías de Madrid, pero mi lugar predilecto para comprarlos es Valladolid donde los  encuentro a granel por sólo seis euros kilo. Como esta Navidad no pisaré Pucela mi primera opción era un mítico comercio cerca de Sol a 24 euros kilo, un precio razonable para un guiri tras beberse cinco cervezas en la Plaza Mayor pero del todo inaceptable para un parroquiano en plena época de crisis. Como las cosas aún no están para pasearse en un abarrotado centro urbano con menos gente con mascarilla que diputados en una sesión ordinaria del congreso decidí que este año le haría un pedido directamente a la Pastelería Galicia.

Aproveché el pedido para descubrir otros productos de su obrador que sólo se venden en la tienda de Tordesillas. Así que a los polvorones tradicionales del Toro le acompañaron esta vez unos polvorones de almendra (con un “cruje” de almendra muy agradable al paladar), canelos (bizcochos emborrados con un punto de canela), amarguillos (como los de Sahagún pero sin la almendra encima), mojicones (mi adictivo desayuno durante unos días), toritos de chocolate (los Morenitos del súper pero infinitamente mejores), palmeras de chocolate (una petición reconozco que extraña pero afortunada) y turrón praliné de chocolate (devorado con gula en tres bocados como si fuera un Huesitos).

Como mi único exceso en Navidades es el dulce me recreo en él como si no hubiera un mañana o como si se aproximara otro confinamiento. Y si eso ya para Reyes pido cita con el endocrino.

Polvorones

Toritos de chocolate

Mi surtido

Pedidos Pastelería Galicia
Calle Santa María, 2
47100 Tordesillas

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