Si has leído alguna que otra entrada de este blog ya sabrás que cuando visito un municipio mi primera pregunta es: ¿dónde están las pastelerías? Y si hay varias entonces la ermita, el puente romano y el potro de herrar pueden esperar. En este caso viajar no desarrolla mi inteligencia como aseguraba Zola sino mi curvatura abdominal. No me avergüenza reconocer que mi único recuerdo de algunas poblaciones no son sus monumentos o sus vistas sino sus obradores. Es el caso de Medina de Rioseco ("Cubero", "Marina" y "La Flor de Castilla") o de Grado ("Jonuar", "Josmay" y "Tejeiro"). En Tolosa el empleado de la oficina de turismo me recibió con la frase “Tudela es chuleta, alubia y dulce” destacando la fama de su repostería. También me ofreció infinidad de datos que demostraban que Tolosa siempre había molado más que Donosti pero los he olvidado.
Pastelería Eceiza
Comenzamos fuerte con un negocio centenario, creadores de las famosas tejas de almendra y cigarrillos de mantequilla de Tolosa, los mismos que compras en el mercado o coronan una mousse de limón. Pero los locales de "Eceiza" en Tolosa son además desayunos y meriendas en familia, con sus pastas, pasteles y por encima de todos, sus bombas, rellenas de crema, nata o chantilly. Qué mejor manera de comenzar esta ruta por los postres tolosanos que desayunando una de estas bombas genuinamente tolosanas. Aproveché su enérgica onda expansiva para hacer un recorrido por el bonito centro histórico de la ciudad, pequeño pero plagado de plazas, iglesias y palacios, con especial referencia a sus impresionantes mercados, el de la Plaza Cristales y el del Tinglado.
Rafa Gorrotxategi
Almuerzo en el “Frontón de Tolosa”. Primero exploré el edificio de estilo racionalista abierto en 1935 y recientemente restaurado y recorrí las gradas de su bonito frontón. En su restaurante elegí alubias de Tolosa con sus sacramentos, plato delicioso y contundente que me hizo decidir por dejar las chuletas para otra ocasión. El postre lo reservo para mi siguiente parada de la ruta: "Rafa Gorrotxategi". Avanzo con propulsión a gas por la Avenida de San Francisco, río Oria, polígono Usabal y objetivo alcanzado. La instalación cuenta con un bar trillado por trabajadores del polígono, una tienda con sus afamados chocolates y turrones y el museo del chocolate, una pequeña joya que incluye una sección de cerería, anexo al oficio del chocolatero como relaté en el anterior artículo.
Pastelería Ibáñez Gozona
El siguiente museo es el Centro Internacional del Títere de Tolosa. Cuenta con más dos mil marionetas con piezas que van desde el siglo XVIII hasta la actualidad. Entre ellos no está el “Monstruo de las Galletas”, actualmente expuesto en el Museo Nacional de Historia de Washington y que permutaría encantado a la dulce Tolosa. Finalicé esta ruta con una última parada en la "Pastelería Ibáñez Gozona", un horno tradicional despachado por la tercera generación donde se elabora una deliciosa bollería que se rellena al momento con crema, nata o chocolate y donde el trato es familiar. Mi merienda un “ocho”, un bollo muy popular entre los guipuzcoanos, pero también para los pucelanos.
Si conoces algún pequeño municipio con varias confiterías no duces en compartirlo con nosotros.
Calle Rondilla, 34