Por
mucho que se planifique una excursión gastronómica siempre hay
sorpresas, algunas muy agradables como esos productos que descubres
típicos de la zona. En este apartado incluyo el mostillo en Ciudad
Real, el alajú en Cuenca o los abisinios en Valladolid que desde su
descubrimiento in situ nunca faltan en mi cesta. Por otro lado, están
las viandas que no identificarías con un lugar en concreto como el
chocolate en León (al que ya le dedicamos una completa cata amateur en este blog), los sándwiches en Bilbao o las tapas en Lugo.
En
2015 proyecté en Pamplona una ruta de la tortilla de patatas que fue
un éxito total, no tanto en número de visitas, pero sí en ingesta
de calorías y en satisfacción para mi paladar. Durante aquella
experiencia inmersiva y como forma de endulzar mis jornadas elegí un
local con notables referencias en internet por sus hojaldres con
chocolate. Por desgracia era una masa vulgar rellena de una Nocilla
muy alejada de lo que mi fino morro considera una buena pastelería.
Para quitar el mal sabor de boca decidí entrar en una confitería de
siempre y pedir la especialidad del local. Salí de allí con una
caja de pastas de té y mientras daba cuenta de ellas observé
bastante desconcertado que había más escaparates donde destacaba
este producto. Sinceramente, nunca imaginé esta especial relación
de esta ciudad con las pastitas pero imaginando a unos pamplonicas
viendo un partido del Osasuna sorbiendo de una tacita con el dedo
meñique se me ocurrió realizar una ruta de las pastas o “pasticas”
de té.
Tras
visitar varias pastelerías clásicas llegué a la conclusión de que
las pastas de té de Pamplona estaban por encima de la media. Una de
las que más me sorprendió fue la centenaria “Donezar”.
Imaginad mi expresión de sorpresa cuando descubrí que este comercio
cuyo origen se remonta a septiembre de 1853 vende dulces y velas al
mismo tiempo. Al preguntar la causa de tal extraña combinación me
comentaron que los oficios de confitero y cerero, hoy diferenciados,
pertenecían antiguamente al mismo gremio. Un testimonio vivo esas
confiterías-cererías de antaño es este centenario establecimiento.
Si
el desbordamiento del Manzanares te impide visitar Pamplona para
hacer una ruta de pastas “Donezar” puede enviártelas a tu
domicilio. Mi experiencia es que si las pides el fin de semana el
martes ya puedes esperar nervioso tras la puerta a que te llegue a
casa el ansiado manjar. Además de sus deliciosas pastas de té
quiero destacar dos productos del pedido: turrón royo tipo Artajona
(en este caso de almendra, el tradicional de las navidades navarras)
y lamparillas de cera de abejas (tan difíciles de encontrar hoy en
día) por si necesitas algo además de dulce para iluminar tu vida.
Amor a primera vista
Pastas de té
Lote completo
Calle de la Zapatería, 41
31001 Pamplona (Navarra)
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