martes, 25 de marzo de 2025
Confitería Cerería Donézar (Pamplona)
miércoles, 12 de marzo de 2025
Confitería El Esquiador (Zamora)
La pituitaria de muchos zamoranos todavía recuerda el olor a galletas de la céntrica Confitería Reglero en la Avenida de Portugal. Primero con la pastelería familiar y más tarde con la fábrica, inundó Zamora y el resto del país con cajas de mayucas, nevaditos y otras delicias que formaron parte de la merienda de muchos españoles. El aroma de los dulces recién hechos se perdió cuando la marca se desvinculó de la familia fundadora y de la ciudad.
Desde entonces Reglero ha pasado por distintos propietarios y emplazamientos. El día de la publicación de esta reseña la marca se produce en las instalaciones riojanas de Arluy, empresa que pertenece a la multinacional francesa Biscuit International, propiedad del fondo de inversión Platinum Equity de Beverly Hills, etc., etc. Globalización espolvoreada con azúcar glas.
Los zamoranos habían perdido la esperanza de recuperar el sabor artesano de Reglero hasta que en 2013 un hijo de José decidió abrir una confitería en los bajos de la vieja fábrica. Su nombre, “El Esquiador”, es un homenaje al viejo logo de la empresa, que recordaréis en las antiguas cajas y que, si os invade la nostalgia, podéis adquirir en internet en una tienda de segunda mano por sesenta euros, lo que a mí me parece mucha pasta por una caja de cartón sin pastas.
“El Esquiador” ha rescatado las recetas originales de la familia elaboradas artesanalmente con productos de calidad y sin la química presente en la producción industrial. Entre la oferta: pastelería, bollería y galletas. La caja de pastas me devuelve al sabor de aquellos dulces que compraban mis padres cuando atravesábamos en coche Castilla la Vieja y León. Al comerlas me invade el mismo sentimiento que debe tener un biólogo al descubrir un animal que se creía desaparecido en estos tiempos de extinción masiva.
Que nos perdamos en el futuro estas y otras recetas depende del compromiso de los consumidores.
martes, 4 de marzo de 2025
Límite 24 horas en San Sebastián
Cuando era pequeño me quedé sin pueblo. Tranquilos, tanto el pueblo como sus vecinos están bien. En realidad, dejé de tener casa en el pueblo. El desarraigo rural abrió una posibilidad que no resolví hasta muchos años después: la elección de un municipio al que acudir todos los años de vacaciones entre los 8131 disponibles.
Decidí que el lugar elegido sería el que hubiera grabado más escenas en mi memoria a lo largo de mis viajes. La estampa del mar agitado penetrando en el río Urumea, el dulce aroma a mantequilla de las pastelerías de la Parte Vieja o los sonoros chupinazos cuando marca la Real decidieron que sería mi destino fijo anual sería la Bella Easo.
El recorrido seleccionado omite los bares de tapas que destacan la mayoría de recomendaciones en Internet. Con la llegada del turismo de bajo coste y como consecuencia de la pérdida de calidad y servicio de algunos de estos establecimientos, actualmente opto más por ir de carta o menú del día donde aún se mantienen algunos clásicos.
Vamos a ello:
Desayuno en Taberna Txofre
La historia de este local se inicia hace más de sesenta años cuando el abuelo del actual propietario se hace con el bar de Elías Ezkurra. Joaquín cambió las tareas de labranza, la elaboración de cestas a mano, el cuidado del ganado y otras actividades del caserío en su Betelu natal por la hostelería en la siempre exigente Donostia. Su único referente era la experiencia de un hermano que por entonces trabajaba en el Bodegón Gloria (en el mismo local del actual "Txofre"). No se le dio nada mal a Joaquín porque el "Ezkurra" con el tiempo se convirtió en uno de los bares favoritos de Gros.
Hoy su nieto Joseba regenta este bar famoso en toda la ciudad por su ensaladilla rusa. No tiene nada diferente al resto: patata, guisantes, huevo, zanahoria, bonito y mayonesa, pero no conozco ninguna tan cremosa y suave. Tiene tanto éxito que la he visto en pintxo, ración, bocadillo, incluida en el menú del día, en platos combinados, como pintxo-pote los jueves y para llevar. Recomiendo para comenzar fuerte el día uno de sus bocatas, puedo constatar que con el de Cabra de Ulia puedes tirar al monte sin peligro de desfallecimiento.
Almuerzo en Bar Txirrita
No conozco muchos locales en el centro de San Sebastián donde comer un buen menú del día a precio razonable. Uno de mis favoritos de este apartado era el "Slabon Café" que tristemente cerró hace poco por jubilación. Al encuentro de un menú bueno, bonito y barato nos enfundamos la camiseta de la Real y nos trasladamos a Amara Nuevo. En los días de partido la estampa habitual en las calles de este barrio son las terrazas de los bares copadas por aficionados con los colores “txuri-urdin” conviviendo en armonía con los del equipo rival, salvo si el club visitante es el PSG en cuyo caso las ordenanzas municipales recomiendan retirar el mobiliario y el sentido común ponerse un casco. Uno de estos bares futboleros es el Txirrita, un bar familiar con más de medio siglo de vida, donde te reciben con la elástica blanquiazul, mucha simpatía y estupendas viandas. Un fijo para degustar un menú del día casero y económico y en el que también puedes probar cazuelas, raciones, platos combinados, bocadillos, tortillas al plato y pintxos. Muy recomendables son sus calamares, quizás uno de sus platos más populares y con ese punto especial tan difícil de lograr de los platos sencillos y humildes que hacen que sepan a una auténtica goleada.
Cena en Bar Vallés
Viajamos a 1942. El día en el que la pareja formada por Blas y Juana cambiaron el viñedo en Olite por un despacho de vinos en Donosti. Hoy este negocio que va por la cuarta generación es un imprescindible en mis estancias en Donosti. Que me apetecen unos pintxos pero la Parte Vieja está de bote en bote, pues me paso por el Vallés a por un plato caliente elaborado con sabor a guiso de abuela.
Una elaboración que repito casi a diario son sus pochas, populares entre su clientela y capaces de saciar mi estómago superwélter, dejando un hueco para el postre. Nagore Vallés dice que los ingredientes son buenas pochas, un poco de cebolla, pimiento verde, chorizo cocido, cocción lenta, mimo y cariño, pero sin especificar el orden. En invierno además de este plato que se sirven todo el año el Vallés ofrece también garbanzos con bacalao y lentejas con chorizo. Quién necesita ropa térmica pudiendo meterse un buen potaje entre pecho y espalda.
Con la panza satisfecha y con efectivo en la cartera me despido de esta ruta gastronómica por mi segunda casa.
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