Con esta entrada inauguramos una sección con recomendaciones
gastronómicas para sacar el máximo provecho a la visita de una ciudad si sólo dispones de 24 horas. Son establecimientos
testados por nosotros, muchos ya tradicionales en nuestras visitas a la ciudad y otros
agradables descubrimientos que esperamos repetir tan pronto nos sea posible. Una gran opción tanto si eres turista "low cost" como recluso con permiso penitenciario.
Comenzamos este apartado con la
"Vetusta" de Clarín.
Desayuno
CONFITERÍA RIALTO
Oviedo tiene una muy reputada tradición repostera y cuenta
con numerosas y muy buenas confiterías que acreditan esta afirmación. Rialto es
una de las paradas imprescindibles para el goloso impenitente que visita la
capital asturiana. Fundada en 1926 este bastión de la repostería ovetense fue
reformada hace ya unos años pero conserva aún ese punto de salón de té
decimonónico del que parece que no ha querido desprenderse y que dota de cierto
aire decadente a la experiencia de sentarse en sus mesas de mantelería de paño.
Lo mejor de desayunar en este rincón no es solo degustar su magnífica bollería
(sus caracolas y sus cruasán especialmente) y sus riquísimos pasteles (¡esos
milhojas!) sino observar cómo sacan bandejas y bandejas de productos recién
elaborados de su obrador situado al fondo del salón hacia el exterior del local
sometiendo al comensal a un esfuerzo sobrehumano para no lanzarse sobre el
mostrador y señalar con dedo culpable: “Y uno de ésos, y de ésos y ya que estás
….”
Rialto es conocida sobre todo por una de sus especialidades:
las moscovitas, unas pastas tipo florentinas realmente deliciosas pero yo
sugiero hincarle el diente a unas pastas menos atractivas pero suculentas: sus
almendrados. Morder uno de estos manjares y paladearlo suavemente hacen que la
palabra almendra adquiera un significado hasta entonces desconocido para
cualquier paladar humano.
Algunas especialidades de Confitería Rialto
Cruasán de mantequilla XL
Calle San Francisco, 12
33003 Oviedo
Almuerzo
RESTAURANTE EL FARTUQUÍN
El “trasgu” es un duende muy popular en Asturias. Su afición
es cambiarte las cosas de sitio, es decir como una madre pero con las orejas
puntiagudas. Este pequeño ser habita sobre todo en las cocinas donde puede
trastear a gusto y llevarse tus viandas al estómago, en especial, cuenta la
leyenda, le chifla el arroz con leche. A muchos asturianos el personaje les
parecerá muy simpático pero yo no remuevo el puchero una hora para que se lo
ventile un okupa mitológico... Hay otra versión más agresiva llamado “simiciu”,
mucho menos popular y que hace desaparecer niños, pero por mi experiencia con
los hijos de los vecinos éstos seres deben de ser pocos o no están nunca cuando
se les necesita.
Uno de estos duendes puñeteros y “amigos de lo ajeno” es el
símbolo del restaurante El Fartuquín. Esta sidrería familiar abrió sus puertas
el 6 de octubre de 2000. Su decoración es rústica: las lámparas de minero,
herraduras, llaves, armas de fuego o sartenes comparten escenario con la
representación en sus muros de los tres grandes edificios prerrománicos de
Oviedo. Pero como podéis imaginar no lo recomiendo por su decoración sino por
su económico menú del día con platos superabundantes (raciones asturianas, lo
llaman allí), su buena cocina casera y ese amable trato familiar sello de la
casa que lo ha hecho un indispensable en los almuerzos de muchos ovetenses.
El menú consta de primero y segundo (a elegir cada uno entre
cuatro opciones), postre (entre una gran variedad todos ellos caseros), pan y
bebida. El precio del menú normal es de 10 euros (de lunes a viernes) y el
especial de 15 euros (de lunes a sábado). Dispones de medio menú por 7,50 euros
(que incluye todo menos un plato). Puedes pedirlos para llevar y si eres
perezoso o poco ducho entre los pucheros te recomiendo el menú completo y como
hacen muchos vecinos que te preparen el otro plato para llevar. Ésta última
opción permitirá que sorprendas a tu pareja con una cena casera, sólo tienes
que poner la mesa y si decides dejar para la noche la fabada, asegúrate que las
velas sean aromáticas.
Sancho I no pudo con estas raciones
Exterior de El Fartuquín
Calle Carpio, 19
33009 Oviedo
Cena
Cena
SIDRERÍA EL OVETENSE
El Ovetense es una magnífica opción para una cena en la
capital asturiana. Este restaurante abierto en 1959 suele estar muy
concurrido y cuenta con una terracita a pie de calle aprovechando que la misma
está peatonalizada. En manos de la familia de Serafín García desde su apertura
sus generosas raciones tamaño astur hacen difícil al forastero de pequeño
estómago degustar en una cena más de una ración en una sentada así que me
decido por el jamón asado del que había oído maravillas. Y así fue: jugoso,
sabroso, acompañado de unas patatinas fritas y una generosa cantidad de su
propia salsa que hacen del bollo de pan un compañero imprescindible para no
dejar ni una gota en su plato. Ambiente ruidoso y animado las raciones corren
por las mesas a la misma velocidad con que se escancia su sidra. La próxima vez
caerán además del jamón, el pollo el ajillo, otra de sus especialidades, aunque
para eso tenga que haber tomado a la hora de comer un mísero yogur desnatado.
Jamón asado de la casa
Terraza de El Ovetense
Calle San Juan, 6
33003 Oviedo
33003 Oviedo
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