Uno podría pensar que un establecimiento llamado “Santurce”
está dirigido por oriundos de esa localidad sita en la margen izquierda de la
Ría de Bilbao. Madrid es ciudad de emigrantes procedentes de toda España y
muchos abrieron negocios con el nombre del municipio de origen cargados de
recuerdos entre los que se destaca la tan trillada foto aérea que en algún caso
anima a la visita y en la mayoría de las ocasiones más bien conduce a bloquear
ese punto de la geografía nacional del navegador de tu coche.
El origen de la familia que regenta esta tasca desde 1977 no
es santurzana, vizcaína ni vasca sino mucho más interior, de la comarca de la
Ribera del Duero, en concreto del pueblecito de Adrada de Haza. En el Bar
Santurce no se piden “zuritos”, ni se brinda con “txakoli” y a la salida del
bar no hay “sirimiri”, en todo caso la puñetera vecina de arriba regando las
plantas… pero su especialidad si tiene mucho que ver con la tradición marinera
de la localidad: las sardinas.
El fundador pensó que el mejor nombre para un
establecimiento dedicado a estos clupeidos era precisamente Santurce,
protagonista de la popular canción “Desde Santurce a Bilbao” y puerto marítimo
más importante del norte de España. No iba desencaminado, en esta localidad se
celebra el viernes anterior al 16 de julio una fiesta donde se asan miles de
kilos de sardinas y el primer fin de semana de octubre se realiza el
tradicional homenaje a las sardineras.
A punto de cumplir cuarenta años nada a cambiado en este bar
desde su fundación: las sardinas, el mobiliario y la decoración se mantienen
tan inalterables como el eterno debate entre sus clientes sobre que hacer con
la suciedad acumulada en el local. Mientras algunos sueñan con ver entrar al Sr.Lobo al frente de una cuadrilla de limpieza otros defienden que esa mugre es
parte de su encanto… el viejo debate madrileño de dónde situar la espinosa
frontera entre lo castizo y lo cutre.
Además de sus sardinas, calamares y pimientos lo mejor de este bar son
de largo sus clientes. ¡Y ahí sí que hay casticismo a raudales! Aunque el
grueso del negocio lo hace los abarrotados días del Rastro elijo disfrutar este
bar entre semana cuando se contagia del pausado ritmo de sus calles y es
frecuentado sólo por vecinos que te ofrecen gratis un curso de madrileñismo,
una forma de ser y vivir que desaparecerá con ellos y que después no podrá
encontrarse ni tan siquiera en las laberínticas almonedas del barrio.
Las míticas sardinas a la plancha del Santurce
En Madrid no pueden faltar los calamares
¿Vintage? ¿Retro? Viejo... y a mucha honra
Plaza General Vara del Rey, 14
28005 Madrid
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