Siempre que transito por la calle Lavapiés toda mi atención
se centra en burlar a los captores de clientes de los restaurantes indios.
Puede creerme, si eres de los que presumen de ser capaz de escapar del cazador
de suscriptores de las ONGs, el rumano del acordeón de la esquina de al lado de
casa o el vendedor ambulante que te jode el refrigerio en la terracita, el
nivel experto es cruzar esta calle sin acabar sentado en una terraza comiendo
pollo tandori. No logras librarte de ellos ni mostrando el carnet de inspector
de Sanidad. Quizá por eso, cuando una sucursal de las heladerías de Giuseppe
Ricci del número 31 cambió de nombre me pasó totalmente desapercibido.
Un día la Teniente Transaminasa me comentó que en el lugar de la franquicia
había ahora una heladería italiana de verdad. Tenía que entrar para verlo así
que driblé a todo el que se me interpuso y logré entrar en el local. El color
verde dominante de la decoración recordaba al negocio anterior pero al probar
su helado enseguida descubrí que estaba en una heladería muy diferente. Desde
entonces frecuento más la calle porque además de comer helados cremosos,
naturales y deliciosos mi regate ha mejorado tanto que lo envidiaría hasta el
mítico extremo López Ufarte.
Detrás de esta heladería se encuentra la italiana Freya. Su historia es la de
una niña celíaca enamorada de los helados (¿y qué niño no lo estaría?) Sus
padres decidieron aprender todos los secretos del helado preguntando a los
mejores heladeros para poder elaborarlos ellos mismos sin gluten. Muchos años
después Freya dejó su amargo trabajo en un banco y convirtió su dulce afición
en oficio abriendo en 2006 una heladería en la calle Lavapiés bajo el paraguas
de una franquicia. Dos años después decidió tomar su propio camino fundando en
el mismo local su propia heladería con el revelador nombre de “Sani Sapori”.
En esta heladería se trabaja preferentemente con producto de temporada, fresco,
ecológico y de proximidad: leche fresca de vaca de Megeces y de cabra autóctona
de Guadarrama, miel de la sierra de Madrid, azúcar de caña bio, melones de
Villaconejos o frutas de temporada ecológicas. Sus helados destacan por su
espectacular untuosidad y la frescura de sus sabores, auténticos, alejados de
esa pátina química y colores fluorescentes de otros locales. Así que si buscan
un helado Pitufo, absténganse, aquí no hay de eso. Destaca el potente helado de
pistacho siciliano y otros más exóticos como el baobab, con el que hace un
helado de agradable sabor cítrico y del que Freya es distribuidora y envasadora
de pulpa. Sin olvidar sus helados sin lactosa, gluten o azúcar, para que todo
el mundo pueda disfrutar de este maravilloso y frío regalo para los sentidos.
Un helado de avellana en su terraza
Los sanos helados de Sani Sapori
Local en la calle Lavapiés
Calle Lavapiés, 31
28012 Madrid
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