Como cada diciembre y como bien dice el anuncio “vuelvo a casa por Navidad”. En mi caso vuelvo a mi ruta turronera anual. Después de descubrir la Feria de Navidad de Jijona, a las turroneras de La Alberca y a las caravanas del turrón de Fregenal de la Sierra no tenía nada claro cuál iba a ser mi próximo destino. Sobre el papel había varias candidaturas, pero al final tomé la decisión de visitar la Feria del Dulce de Casinos. Solventado el asunto de cómo llegar (en los autobuses La Chelvana) y dónde dormir (en la Pensión Lucía) solo quedaba decidir qué maleta llevar y eso se resolvió rápidamente, ¡la más grande!
El municipio
Casinos es un municipio perteneciente a El Camp de Túria, a unos 40 km de Valencia. Con una población de unos 3000 vecinos Casinos (que hasta 1843 pertenecía al municipio de Llíria) es famosa por los obradores de turrones y de peladillas ubicados en la Avenida de Valencia, pero su principal actividad siempre fue la agricultura: con dominio de algarrobos, olivos y viñedo en el pasado y de frutales en el presente.
Consecuencia de esta dependencia con el suministro de agua, Casinos cuenta con un interesante patrimonio histórico de infraestructuras hidráulicas como aljibes o pozos. Algunas de estas obras han desaparecido como la cisterna de tipo árabe con una capacidad de un millón de litros derruida de forma inconcebible en 1968. En pie aún quedan los aljibes de los Molineros y la Torreseca (junto a la Ermita de San Roque y el Parque de la Torreseca, respectivamente), el Pozo Público, en el centro del municipio (junto a la Iglesia y la Plaza Mayor) restaurado en 1919-20, y al que muchos vecinos recuerdan como la oficina de correos y un ejemplo más actual lo podemos encontrar en la curiosa escalinata de la Central Hidroeléctrica de Casinos, al otro lado de la CV-35.
En la oficina de correos del Pozo Público trabajó Miguel Peñarrocha. El “Tío Pallús” que fue cartero, barbero, turronero y unos cuantos oficios más, vamos, un auténtico hombre del Renacimiento, pero por lo que pasó a la historia de Casinos, sin pretenderlo, fue como aficionado a la fotografía. Entre los años 50 y 80 realizó más de ocho mil fotografías en las que retrata todas las vicisitudes del municipio: festividades, oficios, monumentos, etc. En definitiva, un relato visual imprescindible para conocer el Casinos del pasado y del presente. Sus hijos, M.ª Carmen y Luis Miguel, han luchado por la conservación, integridad y difusión de ese patrimonio que con gran generosidad entienden no solo es de los “Pallús” sino de sus habitantes. La colaboración entre la familia, el Ayuntamiento y los alumnos del Taller de Empleo de Casinos dio lugar a una web con 6313 de sus fotografías que son memoria viva de este pueblo y que atrapan con sus imágenes a cualquier observador aunque no sea vecino del pueblo.
Los turrones y las peladillas
El “Tío Pallús” nunca fotografió al introductor de las peladillas y turrones en Casinos, Manuel Jarrín Pérez, pero tenemos las divertidas ilustraciones de Sara H. Peñalver que en su obra “Peladillas por el Mundo” nos relata los datos fundamentales de su biografía. Un ourensano que a finales del siglo XIX se convierte en el rey de los dulces en la otra punta del país no elaborando bica de Trives para combatir la morriña sino algo tan poco gallego como peladillas y turrones. Lo hace por la aparición en su vida de dos personajes: un turronero de Alpuente que le ofreció la receta y los utensilios de su oficio y Carmen Murgui Rocher, una casinense con la que contrajo matrimonio y que fijó su destino para siempre en Casinos. La pareja abrió un obrador que inauguró una artesanía por la que es conocido el municipio en toda la Comunidad Valenciana.
Y así hasta la actualidad convirtiendo a Casinos en una parada imprescindible en la ruta del dulce valenciano. En todos estos años se han creado, trasformado y cerrado obradores. Entre los desaparecidos los vecinos recuerdan aún los de Gloria, Vidal o R. Casinos, el último en bajar la persiana fue el de Fina este mismo año. Los obradores se ubicaban en la Avenida de Valencia, la antigua carretera comarcal C-234, gran vía comercial del pueblo. Si en Astorga o Unquera te bajabas del automóvil para comprar mantecadas o corbatas aquí los conductores hacían un alto para adquirir peladillas.
Otro punto de venta que apunta Luis Miguel, el “Pallús”, era en los autobuses La Chelvana, donde subían las mujeres a vender las peladillas cuando este hacía parada.
La Feria del Dulce y los obradores
La Feria del Dulce es el gran acontecimiento del turrón de Casinos. Se celebra desde el año 2000 y es anterior a la Feria de Navidad de Jijona. La de Casinos es una de las fiestas gastronómicas más importantes de Valencia y es aquí donde los artesanos del municipio ofrecen sus turrones clásicos y presentan sus novedades. En 2020 cambió de ubicación desde el Recinto Ferial Gallipatos a la Avenida de Valencia, cambio celebrado porque devuelve el protagonismo a la calle de los obradores y tiendas. La fiesta se acompaña de actividades deportivas, lúdicas y culturales convirtiéndose el evento en una gran celebración. Tiene lugar el último fin de semana de octubre pero es el sábado y el domingo cuando la feria es tomada por valencianos ávidos de dulce.
Los turrones más vendidos suele ser los clásicos: blando y duro que no pueden denominarse de “Jijona” y “Alicante” porque estas son denominaciones protegidas por una Indicación Geográfica Protegida que exige su producción en Jijona, pero aquí hemos venido a comer y comprar turrón de Casinos. La variedad es enorme y los artesanos compiten por presentar una nueva y sorprendente variedad cada año. Por supuesto no pueden faltar las peladillas: clásicas, de chocolate, garrapiñadas y roñosas y que nada tienen que ver con esas típicas bolitas que se regalaban antaño en los bautizos o que formaban parte de las cestas de Navidad de las empresas. Estas están a otro nivel y merece la pena probarlas para entender lo clara que está la diferencia. Tampoco pierdas la oportunidad de completar tu cesta con otros dulces valencianos como cascas, cocas Cristina o panquemados. Ya te dije que aquí había que llevar una maleta grande.
Los únicos cuatro obradores artesanos que actualmente tienen producción en Casinos son los siguientes:
Su historia comenzó hace quince años cuando Trini Abad aceptó el traspaso de la Turronería Niñerola en la Avenida de Valencia 85. En la actualidad tienen el obrador y la tienda en el otro extremo de la Avenida, en el número 3, en el antiguo local familiar de la panadería en la que trabajaron sus padres. Trini mantiene la maquinaria y las recetas de los turrones de José Niñerola sin dejar de aportar nuevos sabores como el de caramelo salado este año, consolidando así su fama de ser una de las turronerías más innovadoras de Casinos. La herencia del obrador de pan está presente con una gran variedad de bocadillos que hacen las delicias cada mañana de los vecinos, trabajadores, moteros y ciclistas en ruta. También elabora turrones sin azúcar para permitir que los diabéticos también puedan disfrutar de unas buenas Navidades.
La turronería con más proyección fuera de Casinos junto a la desaparecida Turrones Chimo. Conocí sus turrones, peladillas y chocolates hace años en el Mercado Central de Valencia donde tiene un puesto y escribí sobre ellos en mi “Ruta de turronerías por Valencia”. El origen de esta turronería está ligado a Casinos y a Juan Bautista Navarro, que aprendió el oficio de Manuel Jarrín Pérez, abriendo su propio negocio en los años cuarenta. Desde entonces la turronería ha pasado de padres a hijos hasta llegar a la tercera generación con Pascual como gerente y tras el mostrador la bisnieta del fundador. Una saga familiar turronera en un sector en el que la falta de continuidad familiar ha cerrado muchos negocios. A destacar las roñosas de Casinos, una peladilla de color rosa que al contrario de lo que parece indicar su nombre es una auténtica joya.
Si te das un paseo por la Avenida de Valencia aún podrás ver cartelería de la Fábrica de Peladillas y Turrones R. Casinos, que fue toda una institución en el municipio. Cuando Rogelio Casinos se jubiló enseñó el oficio a los propietarios de Turrones Casinos hace casi ya 23 años. El obrador, dirigido por Pablo y Víctor, elabora turrones tradicionales (blando, duro, yema…), turrones de chocolate (planchas, trufados, tres chocolates…) y turrones pralinés, como el muy tentador de almendra y avellana con pepitas de chocolate puro que acabó en mi cesta de la compra. Además de turrones también puedes adquirir productos típicos valencianos como rosquilletas, pasteles de boniato o congrets, una más que potente pastita de anís.
Al entrar en la tienda de Turrones Apolonia destaca en la estancia un cuadro de Santa Apolonia, cristiana que por no renunciar a su fe perdió todos los dientes y que bien podría ser la patrona de los turroneros, pero que acabó siéndolo de los dentistas, un colectivo, que por otra parte le debe tanto al turrón y especialmente al duro. El nombre de la turronería en realidad está relacionado con el nombre de la fundadora, Apolonia Sancho Jarrín, la “Tía Apolonia”. Desde 1965 elaboran turrones y peladillas siempre priorizando los productos de proximidad en la que destaca almendra marcona local. No son los únicos productos elaborados con deliciosa almendra, también dispone de fabiolas (bizcocho popular en Alicante), torta cristina (masa fina sobre oblea) o malagueños (bolitas de almendra molida) que colman de placer a los fanáticos de este fruto seco.
No tienes que esperar a la próxima Feria del Dulce para comprar peladillas y turrones de Casinos. Aunque haya finalizado la edición de este año las tiendas de estos obradores están abiertas, a pleno rendimiento, con gran afluencia de clientes, en especial los fines de semana. Adquirir en cualquiera de ellos sus turrones y dulces es garantía de pasar unas muy dulces Navidades. En algunos casos también puedes adquirir sus productos a través de sus páginas Web.
Agradecimientos
A Manuela Esteban, Nela, concejala de la Feria del Dulce, que cuando le hice una consulta sobre el Archivo Fotográfico de la Familia Peñarrocha me ofreció el contacto con Luis Miguel.
A Luis Miguel Peñarrocha, “Pallús”, que me recibió amablemente en su casa, compartió conmigo los recuerdos de su padre y de los obradores de turrón de Casinos, y como dulce colofón me ofreció su turrón de guirlache casero, el mismo que le enseño hacer su padre, que entre otros muchos oficios también fue turronero.
A Sara H. Peñalver, a la que pedí permiso para reproducir una de sus viñetas de su obra “Peladillas por el Mundo” para este artículo, y que gracias a la magia de la ilustración ha conseguido lo que parecía imposible, que una peladilla además de dulce pueda ser muy “salada”.
A todos los que han conversado conmigo ofreciéndome sus vivencias durante esta gran fiesta del turrón.
Y, por supuesto, a todos los trabajadores de las tiendas y obradores a los que he acribillado a preguntas y que amablemente me han respondido y con cuya aportación podría haber realizado no un artículo sino un libro. Gracias por mantener viva la cultura, la tradición y la dignidad del trabajo artesano del que en gran medida depende la memoria de un pueblo.


.jpg)
.jpg)



.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)



.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario