Ningún país se vende tan bien como Francia. Muchas de sus
especialidades culinarias, el pastel ruso, el foie gras, etc., se acompañan de
una leyenda en la que no falta un cocinero y un comensal ilustre. Las patatas
suflé o soufflé no son una excepción. En este caso los protagonistas son un
impuntual Luis Felipe I de Francia y un cocinero llamado Colinet, que
sorprendido por el retraso del rey decide retirar las patatas del fuego y
reservarlas para que, cuando su majestad tuviera a bien aparecer, devolverlas a
la sartén y presentarlas calientes. Este tipo de recursos podían ser premiados
con unas vacaciones pagadas en la Guayana pero por fortuna para Colinet el
inesperado resultado fueron unas patatas abombadas, crujientes y etéreas que
entusiasmaron al monarca.
Estas patatas llevan más trabajo que las normales y es difícil cogerles el
punto por lo que pocos locales las ofrecen. En Madrid solo algunos restaurantes
de alto copete y solo como guarnición. La Cafetería Suflé era la única, que yo
sepa, que las servía como una ración más. Este establecimiento abrió sus
puertas hacia 1989 en el lugar donde había una tienda de alimentación. La
hermosa fachada de los años veinte le daba un aire de elegancia al exterior y
los camareros con chaquetilla de rancio abolengo al interior, un marco adecuado para servir patatas de tan
alta alcurnia. Por desgracia Suflé cerró en agosto de 2015 por jubilación. En su
lugar se sitúa ahora un nuevo negocio pero al menos seguimos disfrutando de su
singular fachada protegida.
Aspecto de Suflé en septiembre de 2015
Cafetería Suflé ya es historia
Los nuevos inquilinos, Ibast
Cafetería Suflé
Calle Virgen de los Peligros, 8
Barrio de Sol (Centro)
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